España

Día del Trabajo: el clamor de los manifestantes en pro de una huelga general

Las manifestaciones del Día del Trabajo, en plena recesión económica y con cuatro millones de desempleados en el país, no han sido especialmente concurridas aunque sí más numerosas que otros años. Han destilado un regusto amargo, de irritación, desafección y miedo. No en vano son los trabajadores los más afectados por la coyuntura y los que más resisten las presiones de un empresariado que intenta realizar el ajuste mediante el recorte laboral.

La irritación de las bases sindicales se ha puesto de manifiesto por medio de un clamor en pro de la huelga general que, aunque objetivamente inútil, daría escape al malestar colectivo. Los sindicatos, cada vez con menor vigor, no han secundado de momento la idea.

Cándido Méndez se ha limitado a amenazar al Parlamento con un "enfrentamiento indeseable" con el movimiento sindical si cede a la CEOE en su afán por abaratar el despido, y Fernández Toxo no ha descartado la huelga general si, finalmente, el Gobierno acepta las presiones para que recorte el gasto social.

La Izquierda Unida de Cayo Lara, por su parte, sigue siendo partidaria de la huelga general, sin acabar de entender que no son los partidos sino los sindicatos los que gestionan los derechos y los afanes de los trabajadores.

¿Qué mensaje enviará Zapatero?

Los dos líderes de los sindicatos mayoritarios han coincidido en señalar que el debate sobre el Estado de la Nación, los próximos días 12 y 13, será la prueba del nueve de las intenciones gubernamentales: Méndez piensa que Zapatero deberá enviar "un mensaje muy claro" de que no va a recortar los derechos sociales y de que se compromete con los trabajadores en paro.

De cualquier modo, ha quedado de manifiesto una vez más que las organizaciones sindicales no consiguen superar el anacronismo de un modelo de relaciones laborales periclitado; hoy, la lucha de clases que destila de tales planteamientos no es una realidad.

Entre los parados, hay muchos empresarios autónomos que ni siquiera entienden las preocupaciones de CCOO y UGT. Y el fantasma de la huelga general tiene connotaciones políticas que poco o nada tienen que ver con la solución de la crisis. Y en esto consiste precisamente el riesgo: en que los sindicatos cedan a las presiones de las bases, que quieren manifestar clamorosamente su indignación.

Huelga en el País Vasco

En el País Vasco, los sindicatos nacionalistas han ratificado la huelga general del próximo día 21 porque, a su juicio, son los gobiernos del mundo los responsables de la crisis al haber desregulado los mercados y los sistemas financieros, lo que ha permitido toda clase de abusos.

Aunque se pueda compartir en parte esta tesis, no deja de ser absurdo que su huelga vaya a tener lugar a dos semanas de la llegada al País Vasco del nuevo Gobierno de Patxi López. Ello hace muy difícil creer que la movilización no se debe precisamente al hecho de que los partidos estatales hayan expulsado democráticamente al nacionalismo del poder.

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