A las 17:12 horas de esta tarde, cuando la marea esté en su momento más álgido, la madrina Elisabeth Heyerdahl Lampe estrellará una botella de champán contra el casco de la Thor Heyerdahl, la última fragata de una serie de cinco buques que Navantia ha fabricado para la armada noruega y que lleva el nombre de su bisabuelo, uno de los exploradores más famosos del país nórdico.
Esta botadura pone fin a este histórico contrato, pero supone la puesta en marcha de un mercado potencial para la F-310 que podría superar los 6.000 millones de euros.
A partir de hoy, los astilleros militares públicos españoles zarpan a la búsqueda de nuevos clientes y las expectativas son prometedoras, sobre todo por la experiencia que ha adquirido Navantia en la fabricación de este modelo de fragatas y de otra serie, superior en tamaño de los buques y en prestaciones, que ya opera para la armada española: las F-100.
Y el contrato más inminente es el de Grecia. Se espera que el Ministerio de Defensa heleno abra un concurso el próximo verano para comprar cinco o seis fragatas de un tamaño similar a la F-310. Navantia se tendrá que ver las caras en la licitación con los candidatos alemanes, franceses, británicos y holandeses. No es la primera vez que se enfrenta a ellos. Ya lo hizo en el caso del contrato noruego y ganó la batalla.
A por el Mediterráneo
Esta sería la primera oportunidad para que la antigua Bazán consolide su producto en el Mediterráneo, aunque hay otras posibilidades en la agenda del equipo comercial de Navantia. Ya se han hecho presentaciones de producto para la armada brasileña, cuya intención es adquirir tres fragatas de un tamaño similar a las noruegas.
Existen otras oportunidades en el Mediterráneo, aunque todavía están en fase muy inicial. Es el caso de Emiratos Árabes y Arabia Saudí. La primera piensa en reforzar su flota con dos fragatas y la segunda con una docena de buques (aunque este concurso está bastante parado). En ambos casos, serían barcos con un tamaño similar a la serie F-100 que ya opera en la armada española.
Pero para coger un trozo de esta tarta todavía queda tiempo. Hoy en los astilleros de Ferrol estarán de fiesta. El acto no contará con el apadrinamiento de las ministras de Defensa de España y de Noruega.
Sistema de botaduras
Tras el retraso de tres días de la botadura por el temporal, los compromisos del protocolo de ambas ministras han obligado a realizar de manera más modesta el acto, aunque no con menos ilusión. elEconomista ha visitado en los días previos a la puesta de largo del barco las instalaciones de Navantia y todo son preparativos de última hora para el evento.
De hecho, el sistema de botadura, que va introduciendo el barco paulatinamente en el agua a medida que ceden por el peso unas cajas rellenas de arena, no tiene marcha atrás una vez que se ponen en marcha aprovechando la pleamar. "No es la primera vez que un ilustre invitado se ha perdido la botadura por retrasarse más de la cuenta", comentan desde Navantia.
Miguel Rodríguez Lorenzo, jefe de programa de las fragatas noruegas, asegura que uno de los éxitos de esta fragata es su novedoso proceso productivo, que asemeja en muchos aspectos al de la industria aeronáutica. "Existe mucha flexibilidad a la hora de repartir la producción". Ello ha permitido que en las cuatro primeras fragatas del programa, el 60% de los buques se hayan construido en Noruega con lo que conlleva de retorno para la industria del país nórdico.
Externalizar el trabajo
El método que utiliza Navantia para el proyecto de la fragata Noruega ha facilitado el reparto de carga de trabajo en cinco astilleros de dos países. En empresas aeronáuticas como Airbus, las partes de los aviones comerciales se realizan en varias factorías y el fabricante europeo centraliza el ensamblaje en Toulouse y Hamburgo.
Estas facilidades que da Navantia son muy apreciadas por las armadas que ponen en marcha concursos, es una versión más avazanda del denominado modelo alemán por el que el primer buque de una serie se construye en un país y el resto se externalizan a otros.
En un primer momento, el contrato con la armada noruega estaba planificado para que la cuarta y la quinta fragata se hicieran íntegramente en los astilleros del país de los exploradores, pero al final se ha repartido la carga de trabajo con España en un porcentaje similar al de los tres primeros buques. "Este cambio ha supuesto un sobreesfuerzo para el astillero de Navantia en El Ferrol, que ha tenido que asumir dos millones de horas más de carga de trabajo que las previstas", indica Lorenzo. En total, todo el programa de las fragatas noruegas sobrepasa los 12 millones de horas y, lo más importante, supera el millón de horas de ingeniería.
Listas en dos años
La última fragata de la serie, la que se ha botado hoy, ha tardado más en hacerse que el resto porque en su momento se adelantó trabajo por parte de los astilleros gallegos. Así, el corte de chapa se produjo el 19 de abril de 2005 y hasta el 12 de marzo de 2008 no se produjo la puesta de quilla. Prácticamente un año después, hoy 11 de febrero, se bota el barco. "En condiciones normales, entre el corte de chapa de la fragata y la puesta de quilla se tarda un año, por lo que el proceso total no supera los dos años de trabajo", explica el jefe de programa.
El gran valor añadido de esta fragata, y de su hermana mayor la F-100 (que es la que tiene la armada española), es su capacidad para desenvolverse en teatros de operaciones cercanos al litoral, lo que abre grandes expectativas para este buque en el Mediterráneo o en países con muchos intereses costeros por defender, como puede ser el caso de Brasil en Sudamérica.
La F-100 para España supone, entre otras actividades, una herramienta de vigilancia en el Estrecho. Para los griegos, las nuevas fragatas que piensan adquirir servirían para controlar de cerca la amenaza de los submarinos turcos. En el caso de Noruega, el objetivo es claro: seguir de cerca los movimientos de la armada rusa.
Para poder llevar a cabo todos estos sistemas de vigilancia, el secreto mejor guardado de las fragatas fabricadas por Navantia es el sistema Aegis, el verdadero corazón de este buque. "El mérito de este buque es implantar el mismo sistema de combate que en la F-100 en un barco más pequeño", explica Miguel Rodríguez Lorenzo. El sistema Aegis está producido por el fabricante de defensa norteamericano Lockheed Martin y fue también elegido por la armada española para el submarino S-80, que también ha comenzado a fabricar Navantia. Gracias a esta elección, la armada española podrá coordinar todas las actividades de su flota y dedicarse al mismo tiempo a la guerra anti aérea, anti superficie y anti submarina. Además, posee un sistema de combate como el de la US Navy.
De hecho, las primeras fragatas de la serie F-100 para la armada española ya han homologado sus sistemas para la OTAN. En el caso de las noruegas, el primer buque ya ha realizado pruebas de tiro en un Polígono en San Diego, especializado para este tipo de pruebas, y tiene previsto ir a Sudán en unas maniobras de la OTAN.
Trabajos de finalización
Cuando hoy se haya botado la fragata, los trabajos en la misma estarán al 75 o el 80 por ciento de la finalización. Se espera que para septiembre de 2010 se entregue a la armada noruega. Quizá para ese momento, el astillero militar español presidido por Juan Pedro Gómez Jaén tenga buenas noticias del gobierno griego y se haya conseguido adjudicar un concurso que le aseguraría una carga de trabajo, como mínimo, para media década.
Sería sin duda una buena noticia para Navantia y, en concreto, para sus centros de Ferrol y Fene. En el pasado ejercicio, el grupo no ha recibido nuevos contratos y su resultado navega entre las pérdidas y el punto de equilibrio. Para compensar la crisis de pedidos de nuevos buques, Navantia potenciará las reparaciones aprovechando su situación estratégica en el Atlántico. Pero esa será otra batalla.