Elecciones Asturias 25M

PP y Cascos, abocados a pactar para evitar que Asturias sea ingobernable

El PSOE gana las elecciones, pero no tiene apoyos suficientes para gobernar. El único vaticinio que sí se ha cumplido es el que hizo días atrás el presidente en funciones del Principado, Francisco Álvarez Cascos: los comicios han puesto fin a la extraña -en concreto él dijo "anómala"- alianza entre el PP y el PSOE

Tras las elecciones autonómicas celebradas ayer, se puede decir que en Asturias todo sigue igual. Es decir: las probabilidades de que el Principado cuente con un gobierno estable, capaz de llevar a cabo las reformas y ajustes que exigen las actuales circunstancias económicas, parecen remotas, salvo que las dos formaciones de derechas, el PP y el grupo que lidera Francisco Álvarez Cascos, dejen a un lado sus diferencias y sean capaces de alcanzar acuerdos constructivos, algo que hasta el momento ha sido imposible.

El único vaticinio

Ninguno de los partidos políticos que han obtenido representación en el parlamento regional consiguió los escaños suficientes como para gobernar y las alianzas post-electorales se antojan complicadas. Es decir: lo mismo que ocurría ahora. El único vaticinio que sí se ha cumplido es el que hizo días atrás el presidente en funciones del Principado, Francisco Álvarez Cascos: los comicios han puesto fin a la extraña -en concreto él dijo "anómala"- alianza entre el PP y el PSOE, que el pasado 25 de enero se unieron para rechazar los presupuestos presentados por el nuevo Ejecutivo, episodio que desembocó en el adelanto electoral.

El recuento de los votos, sin embargo, sí ha deparado sutiles cambios en el mapa político asturiano. El primero y más significativo es que el partido de Francisco Álvarez Cascos, el Foro Asturias, ha dejado de ser el más votado. En concreto, ha perdido casi 60.000 votos y tres escaños respecto a mayo del año pasado. El electorado ha castigado de forma evidente su incapacidad para gestionar en solitario.

El partido más votado

La responsabilidad de formar gobierno se la arrogó ayer mismo Javier Fernández, candidato del PSOE, que ha resultado ser el partido más votado, con 153.214 papeletas. Sus 16 escaños, sin embargo, le sitúan muy lejos de la mayoría absoluta que necesitaría para gobernar, fijada en 23 escaños. Ni siquiera la suma de los asientos de Izquierda Unida -que contará con cinco, uno más de los obtenidos en mayo pasado- y Unión Progreso y Democracia -que irrumpe en el parlamento asturiano, con un escaño- le permiten gobernar. Fernández, sin embargo, anunció anoche su deseo de intentar formar gobierno, pese a su evidente situación de debilidad.

El PP, por su parte, ha mejorado ligeramente su porcentaje de votos, que ha subido hasta el 21 por ciento, manteniendo los 10 escaños que había obtenido en los comicios de mayo pasado.

La suma de sus escaños y los del partido de Francisco Álvarez Cascos sí proporcionan la mayoría absoluta para gobernar, algo que ya ocurría antes de las elecciones, pero que no fue posible debido a las malísimas relaciones personales que mantienen el que fuera vicepresidente en el Gobierno de Aznar y la líder del PP en Asturias, Mercedes Fernández. La campaña ha estado plagada de descalificaciones personales entre ambos.

Los dos candidatos, sin embargo, dejaron anoche abierta la puerta a un posible pacto de gobierno entre ambas formaciones de centro-derecha. Cascos, en concreto, aseguró que el resultado de las urnas obligará a todos a esforzarse y a renunciar a ideas que hasta ahora podían parecer irrenunciables. Algo parecido dijo la candidata del PP. Ninguno de los dos, sin embargo, ahorró reproches hacia el adversario. Cascos volvió a quejarse de la "pinza" PP-PSOE y Fernández criticó de nuevo el adelanto electoral. Pese a todo, parece obvio que hoy mismo podrían empezar las negociaciones.

Desde Madrid, la secretaria general del PP, María Dolores del Cospedal, coincidió en señalar un detalle en el que también había incidido Cascos: los asturianos han vuelto a votar por el cambio, por el rechazo de los gobiernos de izquierdas que han gestionado el Principado en las últimas décadas. Se abre así la puerta a un futuro acuerdo PP-FAC.

Asturias está dentro del grupo de las comunidades autónomas que más se alejaron el año pasado del objetivo de déficit que les había marcado el Gobierno, situado en el 1,5 por ciento de su Producto Interior Bruto. En concreto, las cuentas regionales terminaron el ejercicio con una desviación del 3,64 por ciento del PIB, de manera que para cumplir con el objetivo de este año, que es del 1,5 por ciento, el nuevo Gobierno tendrá que aplicar un tijeretazo de nada menos que 490 millones de euros, cantidad que a simple vista puede parecer menor, pero que para una economía como la asturiana, con un volumen que a duras penas supera los 20.000 millones de euros, supone todo un mundo.

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