La renuncia del gobernador de Nuevo México, el hispano Bill Richardson, al importante cargo de secretario de Comercio en el futuro gobierno de Barack Obama supone un inesperado revés para las aspiraciones de la comunidad de origen latinoamericano en Estados Unidos. Richardson era la principal figura hispana del gabinete del afroamericano, ¿qué sucederá tras su marcha?
Richardson era la principal figura hispana del gabinete Obama, un experto político y negociador diplomático de la pasada administración del presidente Bill Clinton, con la delicada misión de impulsar el comercio exterior de su país en tiempos de crisis mundial y un déficit comercial crónico.
Obligado a renunciar
El gobernador de Nuevo México, que anunció su retirada el domingo en un comunicado conjunto con el equipo de transición de Obama, se vio obligado a abandonar a causa de una investigación abierta en su estado sobre presuntas irregularidades en un contrato público.
Una corte federal investiga cómo la empresa californiana CDR Financial Products ganó lucrativos contratos de asesoría para las autoridades de Nuevo México hace cuatro años, luego de donar dinero para al menos dos comités políticos relacionados con Richardson.
La "dimisión" de Richardson supuso un tropezón para Obama, pero "al final de cuentas (...) tendrá poco impacto en la próxima administración, que será juzgada por cómo afronta problemas mucho más importantes", señaló este lunes el diario Washington Post.
Los riesgos de Obama
La dimisión demuestra también los riesgos que tomó Obama al confiar en pesos pesados de la administración Clinton para equipar a su gabinete, con una larga carrera política a sus espaldas.
Pero el impacto de la renuncia es ante todo para la comunidad de origen latinoamericano, que sólo obtuvo tres cargos en el gabinete del presidente demócrata: el propio Richardson, Ken Salazar, secretario del Interior, e Hilda Solís, secretaria de Trabajo.
Grupos hispanos siguen insistiendo entre bastidores para ganar posiciones en el reñido espacio político en Washington. La Barra Hispánica de Abogados ha pedido públicamente a Obama que sea el primer presidente en nombrar a un hispano en la Corte Suprema.
Sin embargo, un nombramiento en la Corte Suprema no ocurriría antes de fines de junio, a no ser que haya un retiro anticipado de la más alta instancia judicial, explicó Tony Mauro, experto de la revista Legaltimes, a la AFP.
La presión hispana sobre el gobierno Obama se plasmará al día siguiente de que tome posesión del cargo. Para el día 21 de enero está prevista una marcha de grupos en favor de una reforma migratoria en la capital estadounidense, oficialmente para celebrar la llegada al poder del nuevo presidente.