
El presidente Barack Obama llamó a la calma tras el estallido de varias protestas en ciudades estadounidenses por la absolución del vigilante barrial George Zimmerman, acusado de la muerte de un joven negro desarmado.
El juicio que concluyó el sábado en Sanford, Florida, sacudió a la nación, entre quienes creen que George Zimmerman -cuyo padre es blanco y su madre peruana- actuó en legítima defensa y quienes piensan que actuó por prejuicios raciales contra Trayvon Martin.
Zimmerman, de 29 años, había sido acusado de perseguir a Martin, de 17, y de haberle disparado durante un altercado que tuvieron, durante la lluviosa noche del 26 de febrero de 2012.
Tras registrarse protestas espontáneas luego del veredicto en San Francisco, Filadelfia, Chicago, Washington y Atlanta, Obama llamó a la calma, cuando afirmó que Estados Unidos era "un estado de derecho".
"Sé que este caso ha suscitado intensas pasiones. El día después del veredicto, sé que estas pasiones podrían intensificarse. Pero somos un estado de derecho y un jurado ha hablado", dijo Obama en un comunicado.
"Pido a todos los estadounidenses respetar el llamado a la conciliación en calma lanzado por los dos padres que perdieron a su joven hijo", agregó.
El caso ya había provocado el año pasado masivas protestas en varias ciudades del país, que llevaron al mandatario a pronunciarse.
"Si hubiese tenido un hijo, se hubiera parecido a Trayvon", dijo Obama en ese momento, al reclamar un debate sobre el racismo y la ley de armas de Florida, que ampara la defensa personal.
El veredicto del sábado fue aplaudido, en cambio, por defensores de las armas.
La elección de Obama y la cuestión racial
La mayoría de las protestas fueron pacíficas. Una de las excepciones fue Oakland, California, donde los manifestantes rompieron vidrieras de negocios y pintaron automóviles con spray.
En Nueva York, un centenar de personas se manifestaron pacíficamente. A pesar del intenso calor, algunos llevaban un suéter con capucha, el mismo atuendo que vestía el joven de 17 años cuando fue abatido.
Entre la multitud que gritaba "sin justicia no hay paz", había una mayoría de afroamericanos, pero también blancos y latinos.
"Tenemos un gran problema racial y tenemos otro problema con las armas de fuego", explicó Rodney Rodríguez.
Rhada Blank, venida desde el barrio de Harlem con unas amigas, confesó que al conocer el veredicto pensó en irse de Estados Unidos: "La gente piensa que hemos avanzado porque Obama se convirtió en presidente. Pero este veredicto demuestra que no hemos superado la cuestión racial", añadió.