Estados Unidos

El 'ticket': decisión esencial en las elecciones de EEUU

Imagen de la Caa Blanca.

Se denomina 'ticket' a la pareja que elige el candidato presidencial en las elecciones norteamericanas para concurrir a la Casa Blanca como vicepresidente. Aunque en Europa esta figura es inexistente, en EEUU cobra una posición esencial, no tanto por las funciones que desempeña sino por su gran potencial psicológico y de imagen a la hora de impulsar o hundir una campaña.

Tampoco se trata de una figura 'fantasma'. Después de todo, el vicepresidente, además de presidir el Senado y ser asesor preferente del presidente, accede de manera directa a la Presidencia en los siguientes casos: muerte, incapacidad, inhabilitación, ausencia incomunicada o dimisión del máximo mandatario del país.

No se trata de situaciones tan excepcionales: ocho vicepresidentes ascendieron sustituyeron al presidente tras la muerte de éste. Los casos más conocidos son los de Abraham Lincoln, Franklin Roosevelt y John F. Kennedy, sustituidos por Andrew Johnson, Harry Truman y Lyndon B. Johnson, respectivamente.

Creando el tándem perfecto

Tradicionalmente, como parte del pliego de 'reglas no escritas' de la política estadounidense, la elección del vicepresidente responde a criterios de diversificación de la candidatura. Es decir, se busca a una pareja presidencial que complete al candidato y que cubra sus carencias o puntos flacos. La edad, el estado de procedencia y la ideología son los tres ejes sobre los que se establece la elección del 'escudero' que acompañará al candidato en la complicada carrera a la Casa Blanca.

El vicepresidente está 'diseñado' para construir junto al presidente un tándem imbatible que convenza a los electores extendiendo el espectro de votantes. Es decir, puede que el candidato presidencial no llegue a conectar por completo con sus votantes naturales en ciertos asuntos, y sin embargo, sí lo logre su vicepresidente, por lo que la 'carencia' quedaría cubierta. Por ejemplo, si un candidato presidencial es cuestionado por su juventud, una buena opción es contar con un 'ticket' de mayor edad, que le aporte la falta de experiencia.

Sarah Palin y Joe Biden, elecciones 'de libro'

Un buen ejemplo para entender la importancia del vicepresidente en la campaña y los criterios para su elección se puede encontrar en las últimas elecciones de EEUU, las de 2008, en la que la selección de las 'parejas' demócrata y republicana siguió el libreto que marca la 'dramaturgia' de la política norteamericana.

Barack Obama, criticado por su juventud y falta de experiencia a nivel internacional, completó su candidatura con Joe Biden, un senador veterano que superaba los 65 años y que había trabajado muy activamente en comités de relaciones internacionales y política de defensa. Hillary Clinton sonó incansablemente para ocupar el puesto, pero la imagen que deseaba proyectar Obama de una candidatura fresca, no viciada por la fuerte familia política demócrata de los Clinton, firmó su descarte. Hubiera sido la primera mujer en acceder a la Vicepresidencia del país. En vez de eso, Obama le ofreció el cargo de secretaria de Estado.

El oponente republicano de Obama, John McCain, un veterano de guerra de 72 años, optó por una carta arriesgada que sirviese de revulsivo a su candidatura, cuestionada por su avanzada edad. Así entró en escena Sarah Palin, joven gobernadora de Alaska acomodada en la rama ideológica más a la derecha del Partido Republicano.

Palin actuó como poderoso efervescente para el republicano, pero en poco tiempo, su falta de experiencia y meteduras de pata varias deterioró la imagen del tándem. La gobernadora terminó siendo nombrada por los especialistas como una de las razones del fracaso de McCain en las urnas y se convirtió en la diana de innumerables burlas y parodias en la televisión norteamericana.

Bill Clinton rompe las reglas

Sin embargo, existe un caso peculiar reciente en la historia política de EEUU en lo referente a la elección del 'ticket' por lo rompedor: el de Al Gore como pareja presidencial de Bill Clinton. El expresidente quebró todas las reglas no escritas con su apuesta por Gore: compartían edad, procedencia -ambos de estados sureños- y posiciones ideológicas dentro del partido.

Clinton justificó su elección ensalzando la experiencia de Al Gore en política exterior, medio ambiente y su perfil de hombre de familia. El riesgo le fue recompensado: tras el doble mandato, Gore ha sido citado por múltiples políticos republicanos y demócratas como el mejor vicepresidente de los últimos 20 años en EEUU.

¿Impulsará Ryan a Romney?

Mitt Romney, actual candidato republicano a la Casa Blanca, ha optado por no salirse del guion en su proceso de elección del 'ticket' con el nombramiento de Paul Ryan, un enérgico abogado de 42 años situado en las porosas fronteras de los ultraconservadores del 'Tea Party', sin miedo a defender con uñas y dientes posiciones controvertidas como la supresión de la sanidad pública garantizada para los ancianos y los pobres. Ronald Reagan ha sido citado como su referente más próximo.

El propio George W. Bush calificó el nombramiento de Ryan de "elección fuerte", ante la sorpresa de los medios estadounidenses: "El gobernador Romney es serio en cuanto a la confrontación de los retos a los que se enfrenta América a largo plazo, y Paul Ryan le ayudrá a solucionar los asuntos complejos dirigiéndose a las futuras generaciones".

El emerger de Ryan ha sido celebrado por ambos partidos rivales: los demócratas le perciben como un blanco fácil de batir por sus polémicas propuestas de ultraderecha; los republicanos, por su parte, auguran que este legislador de Wisconsin cubrirá las expectativas del radical 'Tea Party', que tachan de 'suaves' las políticas de Romney.

De momento, Paul Ryan está consiguiendo el impacto buscado: los mítines conjuntos están comenzando a cosechar miles de asistentes por primera vez en la campaña de Romney, según relatan los diarios estadounidenses. Pero aún es pronto para lanzar cohetes: Sarah Palin produjo un efecto revulsivo similar en 2008.

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