El presidente de EEUU y su homólogo francés protagonizarán durante estos días unos encuentros peculiares. Por una parte, Barack Obama intenta buscar en François Hollande un aliado afín en Europa para 'ablandar' la férrea estrategia político-económica de Angela Merkel; por otra, en Chicago intentará hacer cambiar de opinión al francés sobre la retirada de sus tropas de Afganistán.
Barack Obama y François Hollande han hecho gala de una ideología afín como líderes durante su primer encuentro, enmarcado en la cumbre del G8 en Camp David. Los analistas políticos apostaban porque el presidente norteamericano mantendría una actitud de discreta equidistancia entre Merkel y Hollande, pero Obama no se ha resistido a mostrar su mayor cercanía ideológica y su proximidad a la visión del nuevo presidente francés en lo que concierne al futuro europeo y global, como señala el diario El País.
Con una canciller alemana debilitada tras el último fracaso electoral sufrido por su partido en la región de Renania del Norte-Westfalia, la más poblada del país y la que, en cierto modo, ha pronosticado que Merkel podría ser la próxima líder en caer, la estrategia de Obama parece encaminada a afianzar un socio fuerte en Hollande para 'ablandar' a la alemana.
Merkel llega a la cumbre más dispuesta a escuchar, consciente de que el rechazo de su plan económico para Europa gana rechazos cada día. La alianza Obama-Hollande sería clave para materializar este rechazo y hacer 'recular' a la canciller.
Por otra parte, los líderes de EEUU y Francia protagonizarán una estampa menos cómoda días después, en la cumbre de la OTAN en Chicago, donde el objetivo principal de Obama será sellar un respaldo a la estrategia militar de EEUU en Afganistán. Frente a este plan, Hollande prometió durante su campaña electoral la retirada de las tropas francesas que se encuentran en este país a finales de año. En este segundo viaje, unos kilómetros y unas horas después, Hollande pasará de socio a enemigo.
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Hollande insiste en retirar las tropas