Estados Unidos

Mitt Romney, el hombre práctico

Mitt Romeny, el favorito frente a Obama.

Apenas ocho votos convirtieron a Mitt Romney, en la noche del martes, en el ganador de la primera e influyente cita de la carrera por la nominación: el caucus de Iowa. Y es que, a diferencia de muchos de sus rivales, este eficaz empresario y exgobernador de Massachussets ha logrado sobrevivir sin sobresaltos a un año 2011 pródigo en desaciertos en las filas republicanas.

Rick Santorum, segundo en la votación, fruto de una campaña local intensiva, tendrá difícil repetir éxito en los próximos rounds. De momento, el tablero se va despejando: Michele Bachmann ya ha anunciado su retirada, y parece cuestión de horas que Rick Perry haga lo propio.

Camino de obstáculos

A pesar de lo anterior, de su mejor financiación y de que la mayor parte de las encuestas le sitúan como el hombre indicado para derrotar a Barack Obama, el camino de Mitt Romney no está exento de obstáculos. Entre ellos, las buenas previsiones de Newt Gingrich, su rival más peligroso, en las votaciones de New Hampshire y Carolina del Sur.

Aspirantes al margen, quizá la mayor dificultad de Romney estriba en la adaptación de su ideario moderado al creciente endurecimiento del discurso de su partido, y que le costó dolorosas acusaciones de inconsistencia en su primer intento por la presidencia, en 2008. Por ello, se ha visto forzado a realzar sus credenciales, pese a su oposición al matrimonio homosexual y al aborto o a su negativa a reducir el gasto militar, convicciones típicamente conservadoras. Así, recientemente ha renegado, en parte, de la reforma sanitaria de Obama, inspirada en la que él llevó a cabo en Massachusets, y se ha comprometido taxativamente a no subir impuestos, compromiso que no aceptó en 2002.

Hombre práctico

Pero Romney es, sobre todo, un hombre práctico. Su mormonismo a menudo oculta su perfil de esforzado hombre de familia. Se ha revelado como un experto fundraiser y un especialista en reflotar negocios en dificultades. Suena convincente cuando expone sus planes para rescatar la economía estadounidense, para lo cual no caben liberalidades con Europa. Gran orador, habla de optimismo y de "grandeza nacional", lo que no contraviene en lo esencial la política exterior de los demócratas.

Con ellos comparte también la preocupación por el cambio climático, y su etapa como gobernador pone de relieve una flexibilidad prometedora a la hora de resolver los grandes problemas a los que EEUU se enfrenta en esta hora crítica, y que muchos ciudadanos sin duda aprobarían.

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