Estados Unidos

Obama sopla 100 velas en la Casa Blanca

Las primeras 2.400 horas de Barack Obama al mando del país más importante del mundo han sido de todo menos aburridas. Una cosa está clara, no se puede acusar al mandatario de no haberse mostrado de lo más enérgico en coger el toro por los cuernos y ponerse manos a la obra para lidiar con la peor crisis económica desde la Gran Depresión. A pesar de ello, ha habido errores. Obama hapedido perdón y asegura que el uso del Air Force One para tomar fotos fue un "error".

Desde la Casa Blanca, quieren quitar hierro al asunto y aseguran a Ecodiario que "estos cien días no significan nada pero sirven de experiencia y análisis". Con el desempleo por las nubes y los dimes y diretes sobre el presupuesto de 2010 en el Congreso, la figura de Obama no se ha visto salpicada por los avatares económicos.

De hecho una encuesta realizada por el Wall Street Journal para la ocasión demuestra que los ciudadanos tienen plena confianza en el norteamericano. Un 61% de los norteamericanos aprueba los pasos dados por su presidente en estos primeros cien días, un apoyo mucho mayor al registrado por George Bush o Bill Clinton durante sus primeros 144.000 minutos en el cargo.

Apoyo para sus medidas

Otros sondeos como el publicado ayer por The Washington Post, indican que el 69% de ciudadanos aprueba el trabajo que hace Obama como presidente, por encima del 66% que registraba en marzo pasado. Este alto nivel de popularidad ha sido especialmente significativo en los temas relacionados con la política internacional: 67%. Las medidas que ha tomado hasta ahora para suavizar las restricciones de viajes a Cuba cuentan con el visto bueno del 61%.

Los consejeros económicos de Obama se frotan las manos y se cuelgan medallas a la hora de compartir los éxitos del presidente. Las viejas medidas paliativas para convencer a los votantes, como son el aumento de los beneficios a los desempleados y la mejora de la cobertura sanitaria se han mezclado a la perfección con los sofisticados rebulsivos aplicados al sistema financiero.

No hay que olvidar que el demócrata ha conseguido la aprobación para su plan de recuperación económica, valorado en 787.000 millones de dólares. A ello habría que sumar la gestión de la segunda partida del plan de estímulo finaciero, cuyo coste oscila los 350.000 millones de dólares. El afroamericano ha respaldado la colaboración entre entidades públicas y privadas para absorver los activos tóxicos de los bancos norteamericanos y, como no, ha estado a favor de realizar pruebas de estrés a los bancos.

A estos logros habría que sumar los 275.000 millones dedicados a recuperar el mercado inmoboliario estadounidense y evitar que cerca de 9 millones de estadounidenses pierdan sus casas. Entre otros quehaceres, Obama ha tenido tiempo para ventilarse a la vaca sagrada de General Motors, Rick Wagoner como parte de la restructuración de la industria automovilística, frenar los sueldos desorbitados en Wall Street y llamado la atención a las compañías de tarjetas de crédito.

¿Oro todo lo que reluce?

Una vez más el juego político toma posiciones. Mientras es cierto que el país muestra señales de recuperación, tanto a nivel económico como diplomático, Obama sigue perdiendo fuelle entre conservadores e independentistas. Así lo demuestra la encuesta del Journal. Algunas de las medidas adoptadas por su administración han conseguido que el presidente se gane el sanbenito de "socialista" y en algunos sectores le comparan con los líderes comunistas.

Algunos de los ejemplos más significativos podrían notarse en las conocidas protestas del té, mantenidas a mediados de mes coincidiendo con el último día de entrega de la declaración de hacienda. Además, algunas cadenas de televisión conservadoras, como FOX, han rechazado cubrir algunos de los discursos de Obama. Al fin y al cabo, Obama reconoció la semana pasada, durante una reunión de gabinete, la escala sin precedentes de la intervención del gobierno federal desde su entrada en funciones el 20 de enero.

"Hemos tenido que dar pasos extraordinarios para sacar adelante nuestro sistema financiero y enfrentar una crisis económica sin precedentes, y como consecuencia hemos tenido que gastar una significativa cantidad de dinero", declaró el mandatario. Aún así, el presidente sigue teniendo filón, incluso entre los republicanos. El cambio de filas del veterano senador Arlen Specter que anunció ayer su paso a las filas del Partido Demócrata, otorga al ejecutivo mayor influencia en el Senado.

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