El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, promulgará su medida estrella para salir de la crisis. Es un plan de estímulo de 787.000 millones de dólares para intentar sacar a flote la maltrecha economía del país. La consideran la primera gran victoria de su mandato, aunque tiene sabor agridulce al no contar con el apoyo de los republicanos.
Tras dos meses de intensas negociaciones que comenzaron después de su victoria electoral y que concluyeron el pasado viernes 13 de febrero con su aprobación en el Congreso, ha llegado el momento de firmar el Plan. Aunque se trata de la primera gran victoria del nuevo inquilino de la Casa Blanca, en cierto modo es amarga porque su paquete no ha logrado el apoyo de los republicanos pese a sus continuos llamamientos a dejar de lado los intereses partidistas.
Hito histórico
Se trata del mayor plan económico de la historia de Estados Unidos, aprobado después de que la Cámara de Representantes lo ratificara el pasado 13 de febrero por 246 votos a favor y 183 en contra, sin el apoyo de ningún republicano e incluso sin el de varios demócratas, mientras que en el Senado salió adelante por la mínima después de que la mayoría demócrata consiguiera el 'sí' de tres senadores republicanos que permitieron alcanzar los 60 votos necesarios.
Días antes, ambas cámaras legislativas habían aprobado sus propios textos sobre el plan, por lo que hizo falta una comisión bicameral para negociar una propuesta final, que es la que firmará este 18 de febrero el presidente Obama en la Casa Blanca. Un 34 por ciento del monto del plan se destinará a rebajas fiscales y un 64 por ciento a inversiones. La Cámara baja proponía un plan de 819.000 millones de dólares, mientras que el de la Cámara alta contemplaba 838.000 millones.
La versión final plantea la creación de más de 3,5 millones de empleos, por encima de lo que se mencionaba en la propuesta original del Senado, y una reducción considerable de los gastos previstos en la de la Cámara de Representantes, principal punto de fricción entre republicanos y demócratas. Además, se mantiene la rebaja de impuestos que beneficiará al 95 por ciento de los trabajadores, una de las promesas de campaña de Obama.