Hay quien piensa que el máximo disfrute al volante se consigue en un descapotable. No seremos nosotros quienes digamos lo contrario. Y si es en un coche de la talla del Audi TT Roadster, más aún.
¿Qué tiene de especial y de diferente este modelo si se compara con la variante coupé? En primer lugar, lo evidente: su capota de lona fabricada a base de capas insonorizantes que no dejan pasar el más mínimo ruido cuando está puesta y que permite aumentar la diversión cuando se pliega. La operación se realiza en apenas 10 segundos pulsando un botón y no resta espacio al maletero, que sigue ofreciendo 280 litros.
Por cierto, que nadie piense que un cabrio es sólo para el verano, que este Audi incorpora un sistema de calefacción en los reposacabezas (opcional) capaz de ponernos una bufanda virtual en los meses más fríos del año. Así que ya nadie podrá poner la excusa de que "un roadster vale para más bien poco". No es cierto, de hecho, otra de sus virtudes es que es igual de dinámico que el coupé gracias a una serie de refuerzos estructurales situados en puntos clave.
Los que más disfrutan al volante, aquellos devoracurvas insaciables, pueden estar tranquilos en este sentido, ya que este pequeño Audi hace gala de un comportamiento dinámico ejemplar. Lo que sí habrán de tener en cuenta algunos usuarios es que es un modelo biplaza, al contrario que el TT con techo, que es un 2+2.
En cuanto a los motores, se puede elegir entre el 2.0 TDI ultra de 184 CV, que anda mucho más de lo que uno espera y consume 4,3 litros a los cien, y un 2.0 TFSI (con 230 ó 310 CV). Los de gasolina son más explosivos y pueden tener en opción el cambio automático de doble embrague y la tracción integral quattro.