La prestigiosa marca japonesa necesitaba ponerse a la altura de sus rivales (Audi, Lexus, Mercedes-Benz...) y para ello ha utilizado la berlina de lujo 'M' para crear una versión híbrida que, además, aporta mucha deportividad.
Sin ninguna duda, la deportividad y el nivel de prestaciones que muestra el Infiniti M35h superan lo que logra el resto de los híbridos de su categoría que hoy se comercializan. Ésta es, sin duda, la cualidad fundamental de un coche que, de base, se caracteriza por la exclusividad de su diseño, que se desmarca de lo habitual en este tipo de modelos de lujo, híbridos o no.
A esa exclusividad de su imagen externa une un habitáculo diseñado y presentado con un refinamiento exquisito, una calidad asombrosa y un equipamiento tan completo que en la versión Premium no propone ni siquiera opciones, y en la normal solo la pintura metalizada y un 'pack' multimedia que se compone de un equipo de sonido Bose y de un navegador por 3.500 euros.
La amplitud y el confort son, por otro lado, patrimonio de un interior en el que sus ocupantes están perfectamente protegidos. El conductor se sienta en una cómoda butaca, con muy buena sujeción lateral, que gracias a sus posibilidades de reglaje le permiten una posición perfecta al volante desde la que domina toda la instrumentación y los mandos del manejo del coche, dispuestos de forma muy ergonómica. La información del cuadro de instrumentos es sencilla y clara, con un display entre los relojes principales que muestra continuamente la carga de la batería. Por otro lado, en la pantalla situada en la parte superior de la consola central se informa del tipo de conducción que se realiza en cada momento.
A propósito, además del modo totalmente eléctrico EV, que consiente circular algo más de dos kilómetros sólo con electricidad, entre los asientos delanteros hay un mando que permite optar por otros tres modos de conducción: Eco, que actúa sobre el motor y el cambio y adapta el tacto del pedal del acelerador para que ofrezca una mayor resistencia y así se optimice el consumo; Sport, que controla los movimientos verticales del coche y endurece la suspensión; y Snow, que limita el par motor en situaciones de baja adherencia.
Si hay que poner un defecto a este excelente M35h es la pérdida de volumen de maletero (100 litros) debido a la ubicación tras los asientos traseros de la batería de iones de litio que aporta la electricidad necesaria al sistema híbrido de propulsión.
La asociación de un poderoso motor V6 de gasolina de 306 CV con un motor eléctrico síncrono de imán permanente y 64 CV hace que el M35h se convierta en el Infiniti M más potente y con mayores prestaciones de la gama, aunque eso suponga, al mismo tiempo, ser el que menos consume; menos incluso que el M30d (diésel). Se trata de una mecánica con un rendimiento sobresaliente y un funcionamiento de una suavidad pasmosa que está asociada a una transmisión peculiar. No es un cambio automático convencional, ya que carece de convertidor de par, sustituido por un embrague multidisco bañado en aceite para minimizar las pérdidas motivadas por resbalamiento.
Comportamiento suave y muy deportivo
Y como nexo de unión entre el motor de combustión (que trabaja como propulsor y generador para recargar la batería) y el eléctrico cuenta con un embrague multidisco en seco. Naturalmente, esta mecánica híbrida tiene a su disposición el sistema de parada y arranque automáticos del motor Start-Stop. La suavidad de funcionamiento preside el comportamiento del coche, lo que depara un confort de marcha excepcional, pero no es óbice para que sus cualidades dinámicas sean las mismas del resto de los Infiniti M, con un indudable tacto deportivo, una estabilidad sorprendente y, pese a su tamaño y a peso, una agilidad más que convincente.
La vocación deportiva del M35h se comprueba también por el hecho de que, a pesar de ser un vehículo desarrollado para adecuarse de la mejor manera posible al medio ambiente, no ha sido equipado con ruedas de baja resistencia a la rodadura, sino con unas que acentúan aún más esa deportividad. A buen seguro, con esos neumáticos ecológicos su nivel de CO2 habría sido menor de 160 g/km, lo que le situaría en un tramo inferior en el impuesto de matriculación, pero en Infiniti no han querido bajar esos dos gramos de exceso que emite el motor para no restarle un ápice de dinamismo.