Pruebas

BMW X3 2.0d: la calidad y el espacio interior se unen a la diversión

Lo tenía muy difícil porque el modelo anterior fue un auténtico pelotazo de ventas para BMW, pero este nuevo X3 supera en prácticamente en todos los apartados a su antecesor. No sólo eso, sino que es capaz de luchar de tú a tú con un dificilísimo rival como es el Audi Q5. El motor 2.0 diésel le va como anillo al dedo, ya que es capaz de sacar todo el jugo a un conjunto con espíritu deportivo sin penalizar el consumo.

El nuevo X3 es como un pequeño X5. Salta a la vista en su exterior, especialmente en la parte trasera. La imagen de este todo terreno es mucho más elegante y armónica que la del modelo anterior, y también mucho más cuadrada en comparación con su rival directo de Audi, el Q5. Esta es sólo uno de las características que le diferencian de su rival.

Pero el gran salto hacia delante del X3 se aprecia en su interior. La calidad prácticamente se ha multiplicado por mil respecto al modelo anterior. Y el diseño, sin perder la sobriedad típica de las marcas alemanas, es mucho más atractivo y moderno. Se puede decir que tiene personalidad, algo de lo que carecía el primero de la saga.

Más amplio y cómodo, pero menos práctico

BMW ha hecho un importante esfuerzo para que su todo terreno no pierda en comodidad y amplitud respecto a un Q5 sobresaliente en este aspecto. Las plazas delanteras y traseras gozan de un buen espacio, prácticamente a la altura de las de su rival. La capacidad de carga del maletero es muy similar en ambos vehículos aunque gana por poco el X3 con sus 550 litros, 1.600 con los asientos traseros abatidos. El de Audi se queda en 540-1.560. Pero el de los cuatro aros gana en practicidad ya que los asientos traseros pueden desplazarse hacia delante y hacia atrás, como en los monovolúmenes.

El anterior X3 era alabado por su deportividad y su buen comportamiento en carretera para tratarse de un vehículo de esta altura y dimensiones. El reto de la marca era que la segunda edición no sólo estuviese a la altura, sino que fuera capaz de mejorar en estos aspectos. Y hay que decir que este 4x4 no sólo logra ser bastante cómodo, sino que es capaz de dibujar una sonrisa en la cara de conductor.

Es tan ágil que algunas berlinas lo tendrían difícil para seguirle el ritmo en carreteras con curvas. La suspensión tira a dura, pero en ningún momento resulta molesta. En la diversión de conducción consigue claramente la victoria frente al Q5, también de notable en este apartado.

Bajo consumo para un todo terreno

El vehículo de la prueba montaba un motor 2.0 diésel de cuatro cilindros capaz de desarrollar 184 CV de potencia, combinado con un cambio manual de seis velocidades. Desde muy pocas revoluciones es capaz de ofrecer un buen empuje, de hecho su par máximo de de 380 NM, lo ofrece desde las 1.750 revoluciones por minuto hasta las 2.750. Con este propulsor, el X3 acelera de 0 a 100 kilómetros por hora en 8,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 210 kilómetros por hora.

El motor destaca en este modelo por su suavidad y progresividad en la entrega de la fuerza. El consumo según la marca es de 5,6 litros cada cien kilómetros, pero en la prueba se quedó en 6,2, una cifra muy buena para tratarse de un coche tan alto y con tracción a las cuatro ruedas.

Desde 43.150 euros

BMW pide por el X3 2.0d con cambio manual 43.150 euros. A partir de aquí, la cifra puede subir mucho, debido a la larguísima lista de opciones que ofrece la marca. Sin duda, una de las más atractivas es el cambio automático de 8 velocidades, que cuesta 2.663,86 euros.

La siguiente opción diésel es la 3.0d, de seis cilindros en línea y 258 CV de potencia, por 54.500 euros. ¿Merece la pena? El X3 tiene un comportamiento muy bueno con el diésel "pequeño", más que suficiente para una familia y todo su equipaje y para que mamá o papá se diviertan al volante.

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