
El Serie 5 "más barato" es el que monta un motor diésel de cuatro cilindros con una potencia de 184 CV. ¿Es suficiente? Si se buscan prestaciones, no. Pero si lo que se quiere es un vehículo para hartarse a hacer kilómetros cómodamente es posiblemente la mejor opción de la gama. Entre otras cosas, porque su consumo es increíblemente bueno.
Las berlinas de tamaño medio-grande han sido siempre el campo de batalla por excelencia de las tres grandes marcas de lujo alemanas. La Clase E de Mercedes-Benz, la Serie 5 de BMW y el Audi A6 se encuentran en un punto intermedio muy importante y suculento del mercado, por debajo de los grandes vehículos de representación y las "pequeñas" berlinas. Es por ello que este segmento muestra mejor que ningún otro lo que cada uno de estos fabricantes es capaz de ofrecer.
BMW se presenta a esta batalla con una Serie 5 remodelada a finales de 2009, con un diseño mucho menos personal que el de la anterior generación, pero capaz de gustar a mucha más gente. Los precios de esta berlina parten de los 41.700 euros que cuesta el 520 d, es decir, el modelo diésel con la motorización menos grande. Es precisamente esta versión la elegida para realizar esta prueba de conducción.
Trasmite poco y consume menos
El 520 d monta un motor diésel de cuatro cilindros y 1.995 centímetros cúbicos, capaz de ofrecer una potencia de 184 CV. Este propulsor es suficiente para mover con soltura los 2.230 kilográmos que pesa el vehículo, pero no es un alarde de prestaciones, y tampoco lo pretende ser. Alcanza una velocidad máxima de 227 km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 8,1 segundos. Hay que decir que las cifras son mucho mejores sobre el papel de lo que el vehículo trasmite en el asfalto.
Este coche está pensado para aquellos que necesitan viajar de forma muy cómoda y sin preocuparse por el consumo. Sólo necesita de media 5,8 litros de combustible cada 100 kilómetros, lo que sitúa su autonomía por encima de los 1.000 kilómetros.

Muy cómodo
A pesar de tratarse de un BMW, la comodidad es posiblemente una de las mejores cualidades de este modelo. El sistema de control de la suspensión es el principal culpable del confort de marcha, pero es una opción que hay que pagar a parte y cuesta 1.504 euros, pero realmente merecen la pena.
El conductor puede elegir entre un reglaje confortable, uno normal y otro de carácter deportivo. El primero de ellos convierte al vehículo en una "nube" capaz de amortiguar cualquier bache de la carretera sin que los ocupantes lo noten. El modo intermedio también es bastante cómodo y permite una conducción más deportiva sin resultar molesto. En el modo Sport, el Serie 5 se convierte en una auténtica "tabla" con una carácter deportivo al más puro estilo BMW.
En cualquiera de los tres modos de suspensión, el vehículo resulta muy agradable de conducir con un tacto siempre deportivo. La dirección es muy precisa y el cambio manual es divertido de manejar: duro y con recorridos muy cortos y directos. En opción, por 2.720 euros, se ofrece un cambio automático de última generación de ocho velocidades, con palanca selectora electrónica, levas de cambio en el volante y control dinámico de marcha, muy recomendable.
Las opciones tecnológicas de este Serie 5 son interminables (cámaras delanteras para facilitar la visibilidad en los cruces, cámara trasera de ayuda al aparcamiento, sensor de vehículos en el ángulo muerto, control de crucero activo, proyector de informaciones importantes para el conductor en el parabrisas...), pero el precio final del coche si se añaden a la lista de la compra puede quedar muy lejos de los 41.700 euros iniciales y mucho más cerca de los 60.000, un precio demasiado alto para las prestaciones y sensaciones que este motor ofrece.