
La segunda generación del Volkswagen Sharan viene cargada de un montón de comodidades no exentas de prestaciones. Espacio al poder, sí, pero sin perder el olor a asfalto.
Comodidad y prestaciones. En su justa medida. La piedra filosofal del mundo del motor continúa marcando el diseño de los modelos que nacen o se reinventan. Y más en el segmento de los monovolúmenes, donde a finales del año pasado llegó la segunda generación del Volkswagen Sharan, un renacimiento en toda regla
del primer modelo del gran monovolumen de la firma alemana, que vio la luz allá por 1995. Junto a él
también renació su hermano mellizo, el Seat Alhambra.
Comodidad: característica casi fundamental en este segmento, se divide en el Sharan en accesibilidad, versatilidad y espacio interior. El elemento fundamental del nuevo Sharan en cuanto a comodidad son sin duda sus puertas traseras, que ahora son correderas, aparte de muy amplias, con lo que el acceso a la segunda y tercera filas de asientos es muy fácil, incluso cuando se aparca en batería en huecos muy pequeños. Además, existe la posibilidad de accionar dichas puertas de forma eléctrica desde el mando de la llave, si bien esta funcionalidad es opcional (encarece el precio del vehículo en 670 euros, en todas sus versiones).
Una vez dentro del vehículo, la amplitud de su habitáculo y la colocación y movimiento de sus asientos nos confirma la filosofía de confort máximo del nuevo Sharan. El coche viene de serie con siete plazas en tres filas, con tres asientos en la fila central. Sin embargo, y sin coste alguno, se puede elegir una configuración de seis plazas, perdiendo una en la fila central pero ganando más espacio y comodidad todavía para los dos pasajeros que la ocupen. Tanto en configuración de dos como de tres plazas, en esta segunda fila los asientos se abaten individualmente y pueden correrse hacia adelante o hacia atrás. Los dos asientos de la tercera fila son, al contrario que en la mayoría de los vehículos del mercado, cómodos y suficientes para que los ocupen adultos en viajes largos.
Peso y agilidad
El nuevo Volkswagen Sharan ha llegado a nuestro mercado con tres motores: dos diésel 2.0TDI de 140 y 170 CV; y un gasolina 1.4 TSi de 150 CV. Hemos tenido ocasión de probar el diésel de menor potencia en su versión automática, y hay que decir que se ha comportado con toda la corrección del mundo en todo momento, incluso con el vehículo cargado. Como es lógico, el Sharan no se siente muy contento enlazando curvas rápidas en carreteras pequeñas, pero su suspensión aguanta a la perfección cualquier cambio de ritmo sin transmitir
excesivas incomodidades a sus pasajeros. A ello ayuda sin duda el cambio automático DSG, que realiza las transiciones de marcha con una suavidad extrema. Destaca además su baja rumorosidad.
El nuevo Sharan alcanza los 191 km/h, con una aceleración de 0 a 100 en 10,9 segundos. Su consumo combinado es de 5,7 litros a los 100 km, y su potencia es de 140 CV a 4.200 rpm y par motor de 320Nm entre 1.750y2.500 rpm.
En cuanto al equipamiento, el Sharan tiene tres niveles (Edition, Advance y Sport).En cualquiera de ellos disponemos de una serie de elementos como la función
Start/Stop, ocho altavoces, manos libres bluetooth, neumáticos autosellantes en caso de pinchazo. Los precios del Sharan oscilan entre los 34.120 y los 44.375 euros.
