En los dos últimos años han llegado a nuestro mercado una serie de vehículos cortados por el mismo patrón: todocaminos más bien ligeros (o sea, más de asfalto que de tierra), con el logotipo de una de las grandes marcas generalistas, que parecen haberse puesto de acuerdo para aportar su granito de arena a un segmento en el que no estaban representadas. Así, comenzamos a ver por nuestras calles, carreteras y caminos los Renault Koleos (ver ficha técnica), Citroën C-Crosser (ver ficha), Peugeot 4007 y Ford Kuga, entre otros.
Con el Kuga, Ford vuelve a pisar terreno arenoso, tras sus aventuras con el Explorer y el Maverick de hace años. Y como los tiempos cambian a gran velocidad, el Ford Kuga se introdujo en 2008 dentro de un segmento marcado por una competencia feroz, y al que no han dejado de saltar nuevos modelos y actualizaciones desde entonces. Su principal arma, desde luego, era el diseño, pues en prestaciones y comportamiento "off-road" no tenía ni mucho más ni mucho menos que ofrecer que la mayoría de sus competidores. Por ello, podemos decir que el Kuga es uno de los coches más bonitos de su segmento, con un diseño que incide especialmente en la "musculatura" de su frontal, que se extiende (faros incluidos) hasta buena parte de los laterales del vehículo, en donde destacan unos notables pasos de rueda, marca de la casa del segmento.

Para un uso orientado al asfalto
A fecha de hoy, el Kuga está equipado con tres propulsores: dos diésel 2.0 TDCi de 136 y 163 CV, y este 2.5 Turbo de 200 CV, primer y único motor de gasolina que monta el Kuga hasta la fecha. ¿"Off-road"? Más bien poquito. ¿Confort de marcha sobre asfalto? Bastante.
Hay que tener en cuenta que el Kuga no dispone de ninguna función o elemento propio de un todoterreno como pueden ser la reductora, el control de descenso de pendientes, la ayuda al arranque en pendiente, etc. Además, su altura libre al suelo no es excesivamente elevada. Por todo ello, no es el Kuga la mejor opción si queremos abandonar el asfalto y circular sobre arenas, tierras o piedras, pues no está concebido desde luego para ello. Sí dispone de un sistema de tracción total conectable electrónicamente. Si se detecta pérdida de adherencia en el tren delantero, se traslada parte del par a las ruedas traseras. Y todo ello, desde el interior del motor. La voluntad del conductor no interviene para nada en este proceso.
Por tanto, estamos ante un SUV de última hornada, en la que el asfalto prima muy por encima de los terrenos irregulares. Eso sí, el comportamiento del Kuga sobre los negros caminos es notable. Y especialmente en terrenos revirados, donde su tamaño, superior como es lógico al de un turismo al uso, podría hacer desconfiar al conductor más exigente. Pero el éxito es rotundo. Se maneja muy bien el Kuga en curvas cerradas de carreteras pequeñas. Su capacidad de torsión y retorcimiento dotan a la marcha por este tipo de superficie de una comodidad inesperada, gracias en parte a las suspensiones del vehículo, muy bien calibradas. Por ende, esta cualidad se traslada al asfalto urbano, donde el Kuga es una buena opción para el uso en teoría secundario pero en la práctica principal de cualquier SUV: moverse con soltura con cargas pesadas tanto en personas como en objetos.
Buenas prestaciones con un elevado consumo
La, como hemos dicho, única versión de gasolina del Ford Kuga lanza unas prestaciones de 205 kilómetros por hora de velocidad máxima con una aceleración de 0 a 100 km/h de 8,8 segundos, realmente buena. Sin embargo, el vehículo pincha un poco en lo que respecta al consumo, con unos exagerados 14,6 litros a los 100 kilómetros en ciclo urbano y 7,8 en carretera, para una media combinada de 10,3 litros. Sus emisiones, a la par que sus competidores, se sitúan en 244 gramos de CO2 por cada kilómetro recorrido. Su potencia es redonda: 200 caballos a 6.000 r.p.m., con un par motor de 320 Nm entre 1.600 y 4.000 r.p.m. Con tracción total conectable electrónicamente, monta una transmisión automática de cinco velocidades, y suspensiones independientes.

El interior del Kuga destaca por su filosofía todoterreno, que se nota especialmente en el asiento del conductor, mucho más elevado y erguido que en un turismo. Sin embargo, lo bien que queda el diseño musculoso exterior del Kuga se ve penado en su interior con una reducción notable en el espacio disponible para los pasajeros de los asientos traseros, que hallarán más comodidad en otros SUVs de la competencia del vehículo de Ford. El espacio del maletero fluctúa entre los 410 y los 1.405 litros, según se abatan o no los asientos traseros (divididos en proporción 60/40). El portón trasero tiene la ventaja de estar dividido en dos, opción muy cómoda para este tipo de vehículos.
El Ford Kuga 2.5 Turbo tiene un precio de salida de 27.119 euros. Su equipamiento de serie incluye control de estabilidad, arranque sin llave, ordenador de viaje, etc. Como opciones disponemos, entre otros, de faros de xenón, navegador GPS, asistencias al aparcamiento tanto sonoras como visuales (cámara trasera), etc.