Pruebas

Chevrolet Aveo GLP: 'Dele' gas a su depósito y benefíciese

Chevrolet es hoy por hoy la marca líder en España en número de vehículos con propulsión a gas licuado de petróleo (GLP), una tecnología que, si bien empieza a tener una cierta presencia en nuestro país, lleva años instalada en Europa, donde más de siete millones de vehículos circulan propulsados a gas.

Desde mediados de este año, el utilitario mediano de Chevrolet se ha unido a sus hermanos Matiz, Lacetti, Epica y Captiva en el subsegmento de vehículos propulsados por gas licuado de petróleo (GLP o AutoGas). El último miembro en llegar a la familia, el Cruze, también dispondrá de un propulsor a gas en los próximos meses. De esta forma, Chevrolet es sin discusión la marca número uno en España en lo que a GLP se refiere, y pretende seguir contribuyendo a su expansión y asentamiento.

Porque en España, por lo que respecta al GLP, estamos sin duda en el furgón de cola. De los más de siete millones de vehículos que circulan propulsados por gas, en España son, en este momento, poco más de cinco mil los que lo incorporan, si bien parece que, además de Chevrolet, son varios los fabricantes que se van a animar en los próximos meses a lanzar versiones GLP de algunos de sus modelos.

Porque, aunque en estos lares el GLP ha sido un auténtico desconocido hasta la fecha, estamos hablando nada menos que del principal combustible alternativo a los sempiternos gasolina y gasóleo. ¿Qué es exactamente el GLP? Una mezcla de butano y propano, y a pesar de lo que indica su propia denominación, no es combustible que derive exclusivamente del petróleo, ya que el 60% del GLP que se comercializa en el mundo se obtiene de yacimientos de gas natural o de petróleo. El 40% restante sí es un producto directo de la destilación del petróleo en refinería.

La proporción en la que butano y propano se mezclan para obtener GLP de automoción varía según el tipo de vehículo. Así, en vehículos ligeros se utiliza una mezcla de 30% de propano y 70% de butano, mientras que estos parámetros se invierten cuando hablamos de vehículos pesados, que consumen un 65% de propano y un 35% de butano.

No es peligroso

Aunque hablemos de gas, hay que tener en cuenta que en todas las fases de su manipulación tras ser refinado (almacenaje, transporte y distribución), el GLP se encuentra en fase líquida. No hay que hacer caso a ciertas "leyendas urbanas" que circulan por ahí en las que se nos dice que el GLP es peligroso, hasta tal punto que las compañías aseguradoras se niegan a incluir vehículos de gas en sus pólizas. Nada más lejos de la realidad.

Hablemos ya en primera persona del Chevrolet Aveo GLP para seguir comprendiendo lo que significan realmente los vehículos propulsados a gas licuado de petróleo. Por de pronto, destacar la característica más importante del coche: también funciona a gasolina.

El motor 1.2 16 válvulas del Aveo GLP dispone de dos depósitos completamente diferenciados: uno para el motor de gasolina, como el resto de versiones del Aveo, y uno para el gas licuado, situado en el hueco de la rueda de repuesto, cuya funcionalidad es sustituida por un kit reparapinchazos (aunque una rueda de repuesto también le es entregada al comprador de un Aveo GLP).

¿Y cuál es la diferencia de prestaciones entre ambos propulsores? Ninguna. Bueno, casi ninguna. La potencia del vehículo en caso de funcionar con gas se ve disminuida en menos de tres míseros caballos. En cuanto a velocidad, aceleración, etc., el vehículo no distingue si funciona con gasolina o con gas licuado.

Consumo

¿Y el consumo? Dos combustibles, dos depósitos, dos consumos, como es lógico. Y aquí llega lo que podría ser una sorpresa: el gas licuado de petróleo consume más que la gasolina, exactamente 7,6 litros a los 100 kilómetros frente a los 5,5 del motor de gasolina. ¿Y dónde está el ahorro? En el precio. A día de hoy, un litro de GLP no supera los cincuenta céntimos de euro, cuando todos sabemos por qué baremos se mueven tanto la gasolina como el gas-oil. De hecho, Repsol, líder español en fabricación de GLP, oscila el precio de este nuevo carburante con una premisa fija: siempre cuesta la mitad que el gasóleo. Por lo tanto, esa supuesta pérdida por mayor consumo se ve notablemente compensada con el ahorro del gasto.

El cambio de un combustible a otro se hace simplemente apretando un botón situado en la parte inferior central del cuadro de mandos (en una posición un poquito escondida para manejar una función tan importante del vehículo). El cambio de uno a otro se puede hacer en cualquier situación, parado o en movimiento, y el coche no experimente ningún cambio brusco de aceleración ni movimiento. Eso sí, el coche necesita arrancar, sí o sí, con el motor de gasolina. Si en el momento de arrancar el coche estaba en función gas, la gasolina arranca el vehículo y, después, de forma automática, vuelve a la función gas.

Dicho botón está rodeado por cinco mínimas lucecitas. Cuando las cuatro de la derecha, de color verde, están encendidas, el vehículo está completamente cargado de gas (en realidad, por motivos de seguridad sólo se puede cargar al 80%). Cuando sólo aparece una luz de color rojo, el depósito de gas está vacío. Los datos de consumo del cuadro de mandos tradicional sólo hacen referencia a la gasolina.

Se trabaja para que se incorpore a los diesel

Aunque por cuestiones técnicas el GLP sólo puede convivir de momento con motores propulsados con gasolina, se está avanzando a marchas forzadas para que el gas pueda acompañar también a motores diésel.

¿Encarece mucho el GLP el precio final del Aveo? En 1.500 euros. Pero si tenemos en cuenta que este combustible está subvencionado a través de las Comunidades Autónomas, sale lo comido por lo servido. Porque dichas subvenciones pueden alcanzar hasta los 2.000 euros (1.400 en el caso del Aveo). Además, el proceso de instalación de toda la tecnología GLP en un Aveo (al igual que en los otros modelos de Chevrolet que disponen de este biocombustible) se realiza una vez fabricado el coche ?normal? en su totalidad. Por ello, y por los 1.500 euros a los que ya nos hemos referido, se puede instalar todo el sistema GLP en un Aveo recién salido de fábrica. De hecho, se puede instalar también en un Chevrolet usado, si bien en este caso el coste de la instalación se eleva hasta los 1.800 euros.

Un factor importante: ¿dónde podemos repostar? En estos momentos, existen en España unas 40 gasolineras que suministran GLP, la mayoría de ellas de Repsol, que además ofrece pequeños postes surtidores de GLP para empresas con flotas de automóviles como, por ejemplo, autoescuelas. En los próximos años está previsto que este número se incremente de forma notable.

En Europa existen más de 35.000 estaciones de servicio con GLP. El proceso de repostaje de GLP es básicamente el mismo que el de gasolina o gasóleo, con la salvedad de que hay que colocar una boquilla o adaptador (suministrado con el vehículo) en la boca del depósito. El problema es que las distintas petroleras que ofrecen GLP no se han puesto de acuerdo en ofrecer una boquilla común, existiendo varias versiones.

Ahorra con el GLP

Hasta aquí todo muy bonito, pero... ¿y qué hay de las cifras? ¿Realmente merece la pena pasarse al GLP? (recordemos que este "paso" siempre será a "media", pues siempre tendremos en el mismo coche un depósito de gasolina). La respuesta es un rotundo sí.

Ya hemos hablado del ahorro del coste en combustible, pero es que, además, un Aveo 1.2 que utilice GLP se podrá beneficiar del descuento en el impuesto de matriculación, pues sus emisiones de CO2 descienden hasta 116 gramos por kilómetro. El mismo motor del Aveo, pero alimentado por gasolina, arroja a nuestro polucionado aire 132 gramos, por lo que sí habría que pagar el dichoso impuesto. El Chevrolet Aveo GLP alcanza los 176 kilómetros por hora y se pone a 100 desde parado en 13 segundos. Su potencia es de 84 CV en gasolina y 81 en GLP.

Los precios del Chevrolet Aveo 1.2 LS GLP es de 10.000 euros en su versión de tres puertas y de 10.495 en la de cinco (a estos precios hay que restar la referida subvención, que puede ser de hasta 1.400 euros).

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