Pruebas

BMW X3 Xdrive3.0d: Prestaciones 'escondidas' en contenidas dimensiones

En estos días está llegando una actualización del BMW X3, el SUV de tamaño mediano que tantas alegrías ha dado a la marca alemana desde su lanzamiento en el año 2003. Los cambios con respecto al anterior X3 son mínimos, por lo que en ningún momento se puede hablar de una evolución del vehículo. Algún toque de diseño aquí y allá, algún elemento de equipamiento que pasa a ser de serie, y poco más. Las motorizaciones no se tocan, y se mantienen tres gasolina (de dos, dos litros y medio y tres litros) y cuatro diésel (1.8, 2.0, 3.0 y 3.5). La unidad que tuvimos oportunidad de probar es la 3.0 diésel, con unos resultados ciertamente notables en comodidad y prestaciones.

Porque el X3 es sin duda un vehículo muy logrado. Con unas dimensiones muy contenidas, se mueve a la perfección por todo tipos de asfaltos (urbanos e interurbanos) y por pistas offroad más o menos complicadas (por supuesto, no osemos meterle por terrenos que no son los suyos, que para eso tenemos los verdaderos todoterreno).

Su precio nos podrá parecer elevado, pero llegará un momento que los poco más de cincuenta mil euros que tendremos que desembolsar sin extras por esta versión nos terminará pareciendo un dinero bien gastado.

Porque el X3 es todo un BMW que presenta unos números en su ficha técnica muy dignos de mención: su motor de seis cilindros eleva su potencia hasta los 218 caballos a 4.000 rpm, mientras alcanza su par motor antes bastante antes, 500 Nm a 1.750-2.750 revoluciones por minuto, por lo que su rendimiento es más que notable desde regímenes bajos, con lo cual nunca echaremos de falta la fuerza del motor en las situaciones de exigencia más cotidianas, como una aceleración para incorporarnos a una autopista.

Aunque su peso se eleva hasta los 1.880 kilos, tarda sólo 7,4 segundos en alcanza el centenar de kilómetros a la hora, mientras su velocidad máxima llega a los 210 km/h. ¿Y el consumo? Mucho mejor en carretera que en ciudad (6 litros frente a 9,7), lo que eleva el consumo medio a 7,4 litros.

Buenas dosis de placer automovilístico

Como ya hemos dicho, el tamaño contenido del X3, unido a sus admirables prestaciones, otorgan unas buenas dosis de placer automovilístico al afortunado conductor de uno de ellos. En carretera especialmente, no hacen falta muchos kilómetros para conseguir esa perfecta simbiosis entre piloto y "máquina" que tan pocos vehículos otorgan hoy en día.

Su estabilidad es permanente, incluso en condiciones de fuerte viento, y su paso por curva, incluso en carreteras muy reviradas, se hace con decisión, uniformidad y esfuerzo casi inexistente. Todo ello se puede trasladar, en su justa medida, a las calles de nuestras atestadas ciudades, donde se muestra también tremendamente ágil, con una dirección suave y precisa, y un diámetro de giro más que suficiente para un vehículo de sus dimensiones.

Equipamiento interior

El interior del BMW X3, que también ha recibido ligeras modificaciones en esta actualización, continúa ofreciendo un habitáculo muy cómodo para conductor y pasajeros (siempre que no se suba ningún "tallo" en las plazas traseras, claro está).

Las casi interminables opciones de equipamiento pueden llegar a convertir el interior del X3 en un completo centro multimedia tanto para el ocio como para la comodidad de los asientos como para las ayudas a la conducción. En lo que respecta a su maletero, los 480 litros de "serie" se convierten en 1.560 cuando se abaten los asientos traseros.

Y es que merece mención aparte los niveles de equipamiento del X3. El 3.0d, como ya hemos dicho, cuesta, "desnudo" de fábrica 50.400 euros. Pues bien, la infinidad de equipamiento opcional que ofrece se queda a no muchos euros de llegar a doblar su precio, pues si sumamos todo lo que podemos añadir al SUV compacto de BMW la factura puede elevarse en cerca de 40.000 euros más.

A pesar de ello, no es poco el equipamiento que llega ya de serie con el X3, en el que podemos destacar el ordenador de a bordo, indicador de presión de los neumáticos, volante deportivo de cuero, llantas de aleación de 17 pulgadas y el siempre útil para este tipo de vehículos control de descenso de pendientes.

El equipamiento opcional es sin duda otro mundo. Mejoras en seguridad (airbags laterales traseros, 390 euros; luces autoadaptables, 534; luces de cruce automáticas y sensor de lluvia, paquete de 143 euros...); ayudas a la conducción (asistencia al aparcamiento, paquete de 853 euros); prestaciones del vehículo (suspensión deportiva, 344 euros; paquete aerodinámico "M", 3.099 euros?); y en elementos de ocio (Hi-Fi Pro, 1.222 euros)... Podríamos ocupar varias páginas enumerando todos los elementos opcionales del X3 (muchos de ellos sin ninguna necesidad objetiva, por supuesto).

En definitiva, el BMW X3, en su segunda versión diésel más potente, es una excelente elección para un tipo de conducción variada, entretenida y funcional.

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