Pruebas

Renault Scenic 1.4, una berlina compacta diferente

Renault se apropia del postulado con la nueva edición del Scenic, la tercera, que al igual que en la anterior, se bifurca en la carrocería larga del Grand Scenic y en la estándar o corta del Scenic a secas.

Ocurre que, mientras en el pasado ambas formaban parte de una misma gama, ahora se distinguen aposta, pues la firma del rombo, incluso, ha separado las presentaciones, aún con el decalaje de muy pocas fechas. En la tercera generación del monovolumen compacto de la gama Megane, el Scenic se junta, pero no se revuelve con su hermano mayor.

Por fuera

El nuevo Scenic se apunta paso a paso a la estrategia de Renault de mejoras muy visibles en confort y prestaciones, tal como se había certificado en el Grand Scenic y como se presenta de recibo en todos los formatos de la gama Megane.

Este Scenic, por otra parte, sugiere unas formas casi de berlina compacta, pues las atribuciones de monovolumen se concentran más en el Grand Scenic. Por ello su morfología se diluye en una intencionada indefinición de conceptos.

El nuevo Scenic gana ocho centímetros en longitud al de la anterior generación, y como la cosa de estirar es cuestión de tiempo, respecto al primer modelo de hace trece años, crece en 21cms. Es decir, por habitabilidad, que no quede.

Por delante, es un remedo del Grand Scenic y de los atributos musculosos de toda la gama Megane, al igual que los grupos ópticos de dimensiones considerables y los cromados de los bajos.

En la zaga figura un portón grande con el inconveniente ?otro seguidismo del Grand Scenic- de carecer de una ventanilla practicable para facilitar la labor de carga, que se supedita a un buen espacio libre por detrás, si se quiere hacer uso del maletero sin obstáculos.

El interior

Por dentro, y tras la preceptiva alusión a la sensación más que aceptable de acabados y elementos en el apartado de la calidad, no desmerece la comodidad basada en unos asientos proporcionados en respaldo y banqueta, que recogen con precisión el cuerpo. En la fila trasera, hay espacio adecuado para tres ocupantes, aunque todos adultos de buen tamaño no avalan la plena comodidad. Este fila se puede desplazar varios centímetros para ganarle capacidad al maletero que, por otra parte, y en el formato normal, no cubica en exceso, es más, puede antojarse algo escaso, si bien la carencia se contrarresta con el recurso a los hueco portaobjetos.

En la instrumentación hay también similitudes con el Grand Scenic, y por eso es de reseñar la buena lectura de todos los relojes y, sobre todo, la pantalla informativa TFT, con un estupendo contraste que facilita la lectura del estado del coche aún con luz externa muy brillante.

No falta el navegador Tom Tom de edición especial para Renault que es opcional al asequible precio de algo menos de 500 euros y que facilita información sobre la ubicación de los radares y fijos, así como de los límites de velocidad establecidos por las vías que se circula.

En carretera

Del motor, solo cabe repetir la buena elasticidad que demostró en el Grand Scenic, con empuje decidido, aunque discreto, desde la parte baja del cuentavueltas, gracias al concurso de un turbo de soplido leve, pero efectivo. El silencio de marcha es otra de sus virtudes, aunque también en este aspecto conviene citar los buenos resultados de los elementos aislantes que ha introducido el fabricante.

Los consumos se contienen en los ritmos reposados de marcha, pero los apretones de acelerador tienen un contrapunto algo excesivo. En prueba, un resultado de 9,5 litros a los cien kilómetros se deja sentir como un poco alto.

La marcha se apoya en un buen chasis y en el tren rodante que tanto se ha alabado en la nueva generación del Megane. Este Scenic sabe pisar con decisión y no trasluce balanceo alguno. La toma de curvas es previsible en todo momento, gracias a la nueva dirección asistida eléctrica que se acompasa siempre al movimiento de los neumáticos.

A la frenada no hay nada que oponerle, pues está en una calificación de aprobado alto y el manejo de la palanca se deja llevar con engranajes suaves y precisos.

El Scenic juega en los precios con la baza de la novedad para situarse en un registro algo alto, en comparación con su competencia, aunque si se evalúa el contenido de calidad introducido y el buen equipamiento básico que incluye todos los elementos de seguridad y electrónicos de los que presume como pionera la marca del rombo, esa rotundidad se suaviza bastante.

Ficha técnica

Renault Scenic 1.4 TCE, tiene un motor de 4 cilindros en línea (16 válvulas), con una cilindrada de 1.397 c.c.. Alcanza los 130CV de potencia máxima a 5.500 R.P.M. Su velocidad máxima es de 190 km/h y su consumo medio es de 7,1 litros a los 100. Sus emisiones de CO2 se sitúan en 168 g/km y su precio de salida es de 24.500 euros. La gama de motores disponibles del Scenic son:

Gasolina

Scenic 1.6 Authentique 1.598 c.c. 110 CV 16.850 euros

Scenic 1.6 Expression 1.598 c.c. 110 CV 17.850 euros

Scenic 2.0 Privilege Aut. 1.997 c.c. 143 CV 22.750 euros

Diesel

Scenic 1.5 dCi Authetique 1.461 c.c. 85 CV 17.650 euros

Scenic 1.5 dCi Expression 1.461 c.c. 105 CV 19.950 euros

Scenic 1.5 dCi Dynamique 1.461 c.c. 105 CV 21.350 euros

Scenic 1.9 dCi Dynamique 1.870 c.c. 130 CV 22.750 euros

Scenic 2.0 dCi Privilige 1.995 c.c. 160 CV 25.550 euros

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