El Passat es el vehículo de referencia de los últimos cuarenta años de Volkswagen si nos olvidamos de la existencia del sempiterno Golf. La berlina alemana, con muchas generaciones ya a sus espaldas, recibió un insólito soplo de aire fresco hace ahora un año con la aparición del Passat CC, una extraña mezcla entre berlina y deportivo -al más puro estilo Mercedes CLS- que daba como resultado un coupé de cuatro puertas y cuatro plazas. El vehículo creció a lo ancho, a lo largo, decreció a lo alto y se pegó mucho más al suelo.
Dicha deportividad la paga el CC en su interior, perdiendo comodidad en las plazas traseras. Los diseñadores de Volkswagen han optado por la solución, tan de moda, de restar un pasajero y dotar a las dos plazas restantes de las máximas comodidades, entre ellas una consola central donde poder apoyar brazos y objetos diversos. Sin embargo, la querencia del CC por aproximar su barriga al suelo obliga a los pasajeros de más de un metro ochenta a tener que encorvarse si quieren viajar en dichas asientos. Estas estrecheces no afectan en absoluto al maletero, que ofrece unos generosísimos 532 litros.
30 caballos extras
Otra singularidad del CC es que no ofrece distintos niveles de equipamiento, por lo que cada usuario se encarga de configurar el suyo propio a partir del de serie, el cual cumple con creces para un vehículo de su precio. De hecho, en lo que respecta a la seguridad podemos afirmar que el CC va suficientemente equipado, con el control de estabilidad y de tracción montados en fábrica.
El motor 2.0 turbodiésel de 170 CV del Passat Coupé añade 30 caballos más siendo hasta el momento el único propulsor de gasóleo de la gama CC, con una diferencia de tan sólo 2.000 euros entre ambos modelos. Este motor puede venir asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades o a un soberbio cambio automático DSG de siete relaciones. En ambos casos, el orgulloso poseedor de un CC puede elegir entre tres niveles de suspensión (Comfort, Normal y Sport), accionables mediante una tecla a la derecha de la palanca de cambios.
Con estos mimbres, el Passat Coupé teje unas cestas de 227 kilómetros por hora de velocidad máxima y 8,6 segundos de aceleración hasta 100 km/h, y todo ello al módico coste de 5,8 litros de gasóleo en consumo combinado (6,1 litros en la versión automática). Una combinación de prestaciones que hace justicia a la conducción del vehículo, que sabe ser suave cuando se le exige una marcha uniforme y relajada y un nervio notable cuando exigimos a sus 170 caballos que tiren con toda la fuerza posible.
Respecto a las mejoras tecnológicas, el Passat CC ofrece elementos tan atractivos como el Lane Assist, mediante el cual el vehículo no sólo nos avisará cuando detecte que cambiamos involuntariamente de carril, sino que incluso llegará a corregir la dirección del vehículo si el problema persiste, sin reacción por nuestra parte. Y qué decir del Front Assist, con el que podemos programar la distancia máxima a la que queremos acercarnos al vehículo que nos precede, y que llegará incluso a frenar el coche en caso de peligro de impacto.
