Tras el levantamiento del embargo aplicado a Irán, las licencias de importación para vehículos norteamericanos a través de un tercer país habían recibido el visto bueno de las autoridades. En concreto los permisos contemplaban la entrada en el país de 24 modelos de la marca Chevrolet fabricados por General Motors.
En uno de sus últimos discursos pronunciado ante miles de obreros, el líder supremo de Irán Ali Jameini habría criticado duramente la importación de coches norteamericanos en el sentido que consumían mucho, son muy pesados y recalcando que los propios estadounidenses no los compraban.
El ayatolá concluyó su intervención declarando que esta situación debía acabarse. Dicho y hecho, pues días después el Ministerio de Industria anulaba el permiso de importación de los Chevrolet.
La taxativa prohibición beneficiará a otros fabricantes, muy especialmente a los chinos que tienen en Irán un creciente mercado. También favorecerá en cuanto a competir en aquel mercado emergente a marcas europeas como Renault, PSA, Mercedes, Volkswagen o Fiat, ya presentes en Irán. La previsión a medio plazo del mercado iraní del automóvil se estima en cuatro millones de vehículos.