
El invierno, una estancia larga en el extranjero, mudanzas temporales... En ocasiones, debemos guardar bien el coche durante un período largo y es entonces cuando conviene tomar ciertas precauciones para hacerlo de la mejor forma posible de modo que no se deteriore en nuestra ausencia.
1.- Elija un sitio adecuado. Debe ser un lugar cerrado, seco y seguro; y libre de roedores, que pueden ser uno de los peores enemigos de un automóvil y pueden causarle graves daños en su mecánica y su interior. Ante la duda, se puede recurrir a algún repelente específico y taponar todas las aberturas por donde puedan colarse al interior del vehículo. Sin embargo, no es bueno que el coche esté completamente cerrado pues podría condensarse humedad en su interior, para evitarlo es conveniente dejar los cristales de las ventanillas abiertos, un centímetro más o menos, para que el interior quede suficientemente aireado. Evite dejar el coche en la calle: está prohibido estacionarlo largo tiempo en la vía pública por lo que, si lo hace, tendrá que cambiarlo periódicamente de sitio y mantenerlo con el seguro en vigor.
2.- Todos los líquidos del motor deberán estar a su máximo nivel. Es conveniente que el aceite sea nuevo para garantizar su probable degradación y un arranque en óptimas condiciones cuando vuelva a poner en marcha el vehículo. El depósito de combustible también deberá estar a su máximo nivel para evitar que se condense humedad en su interior y pueda perjudicar al arranque y al funcionamiento posterior. Este último punto es de especial importancia en los motores diésel, que tienen uno de sus principales enemigos al agua en su circuito de inyección. También es recomendable añadir al depósito un bote de aditivo que estabilice el combustible y evite depósitos nocivos en el tanque o en los tubos durante el periodo de inactividad.
3.- Los neumáticos deberán estar inflados a la presión indicada para cargas máximas en el manual del vehículo, ni más ni menos. Eso evitará que su estructura se deforme por el propio peso del vehículo o por un exceso de presión.
4.- Si es posible, es conveniente apoyar el chasis del coche sobre unos calzos o borriquetas que evitarán que los neumáticos se desinflen y se deformen con el tiempo. Con esta medida también descansarán los elementos elásticos de los amortiguadores, evitando su degradación.
5.- Es conveniente retirar la batería del coche y guardarla bien cargada en un sitio seco y a temperatura estable. En los coches más modernos, con sistemas electrónicos, es mejor dejarla instalada en el coche pero conectada a un pequeño cargador 'inteligente' enchufado a la red doméstica que la mantendrá en su nivel óptimo de carga y alargará su vida útil.
6.- Lubrique y engrase todos los puntos susceptibles de agarrotarse con el tiempo, como las bisagras de las puertas y de los capós.
7.- Limpie muy bien el interior, especialmente las tapicerías y guarnecidos, para que no se formen olores ni humedad. Colocar un dispositivo ambientador ayudará a mantener una atmósfera agradable hasta cuando vuelva a usar el coche.
8.- Lave perfectamente el exterior eliminando cualquier adherencia o incrustación en la carrocería o los bajos que pudieran provocar deterioros en la pintura y generar puntos de corrosión. Asimismo, proteja la pintura con ceras o siliconas que repelerán el polvo y la humedad.
9.- Utilice para cubrir el coche una funda especial para vehículos, que sea de un tejido resistente pero transpirable para que en su interior no se forme condensación de agua.
10.- Si durante el tiempo de almacenaje quiere arrancar el vehículo de vez en cuando, hágalo con el garaje bien ventilado y durante periodos de unos 20 minutos para que le dé tiempo a alcanzar su temperatura de funcionamiento y lubrificar bien todas las partes móviles del motor. Al volverlo a poner en funcionamiento, es recomendable hacerlo también así antes de rodar con él, esperando unos minutos con el motor al ralentí para que el aceite pueda llegar a las partes superiores del motor. Antes de salir a la calle, revise niveles (sobre todo ponga atención al refrigerante, que puede menguar por evaporación o por alguna pequeña fuga) de líquidos y las presiones de neumáticos.