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"Mercedes Vitoria está de récord, pero cuesta encontrar personal cualificado"

Emilio Titos, director general de la planta de Mercedes-Benz Vitoria. Foto: Txetxu Berruezo

El éxito de la nueva furgoneta Vito y el monovolumen Clase V han sorprendido incluso hasta a Mercedes-Benz Vitoria. La alta demanda les encamina al récord de producción y han tenido que invertir 50 millones el último año para atajar los cuellos de botella productivos.

El mercado les demanda los productos de más alta gama, los de mayor valor añadido. La competitividad alcanzada por la planta alavesa ha permitido en los últimos cuatro años, a pesar de la crisis, incorporar 400 nuevos empleos y subir los sueldos un 2,5 por ciento. En este dulce contexto productivo, Vitoria encara la negociación del nuevo convenio colectivo.

El de 2011 fue un año muy conflictivo y en los primeros pasos del nuevo se atisban nubarrones con unos sindicatos que vuelven a estar divididos. El director general de la fábrica, Emilio Titos, está abierto a negociar incrementos salariales, pero con moderación, porque la planta ha de competir dentro del grupo Daimler y además en el mercado.

Puede decirse que la planta de Mercedes-Benz Vitoria vive un momento de claro éxito. ¿Le ha sorprendido?

La planta va muy bien, es un éxito que se deriva de nuestro producto, que ha tenido una aceptación estupenda en el mercado. Incorpora todo el saber hacer de las furgonetas Mercedes y del saber hacer en turismos. Es un producto ganador y lo estamos haciendo en Vitoria para todo el mundo.

¿Vitoria tiene la fabricación exclusiva mundial?

Exclusividad como tal, no hay nada estricto. Vitoria es la cabecera en la producción de estos modelos, pero también se pueden hacer en las plantas de China, Argentina y Estados Unidos. Vitoria es la que tiene el know how, y ayuda a industrializar nuestros productos allá donde haya mercado.

En verano de 2014 se produjo el lanzamiento de los nuevos vehículos; después de eso, ¿cuál es el hito que usted destacaría de 2015?

Hemos hecho los deberes y el producto ha ido muy bien. Lanzamos los vehículos a los mercados de Japón, Estados Unidos, Argentina, Inglaterra y nuevas gamas de productos como el 4x4. Hemos complementado todas las gamas de producto que estaban pendientes. La fábrica ha logrado en un tiempo récord lanzar un producto y llegar a la máxima capacidad productiva. Esto ha sido posible gracias al compromiso de todos, incluida la parte social. Hemos sido flexibles, trabajado más que nunca, incluso sábados, y hemos alcanzado el máximo de producción de la historia de la planta de Vitoria. Ha sido un reto enorme, un reto muy importante.

¿Qué modelos son los que están funcionando mejor?

El crecimiento es espectacular en los vehículos de más alta gama, en la Clase V -monovolumen de pasajeros o semiprofesional-. Habíamos pensado en vender unas 25.000 Clase V al año y con el actual ritmo de pedidos podemos alcanzar las 40.000. Otro ejemplo es que en las versiones 4x4 antes hacíamos en torno a unas 7.000 unidades anuales y ahora estamos hablando de hacer casi 20.000. Los vehículos con puertas correderas a derecha e izquierda su demanda ha aumentado un 70 por ciento. Es el vehículo con mayor equipamiento que se hace en el Estado y en su gama, como monovolumen, también.

¿Cómo han empezado el año 2016? ¿Se mantiene el ritmo de crecimiento?

El año 2016 se muestra muy favorable para lograr algo histórico en volumen de producción y de ventas. Y estamos preparados para ello y tenemos a nuestra plantilla comprometida con nuestro producto. Espero que no perdamos esta ocasión que se nos presenta por problemas nuestros.

En cifras reales, ¿cuál es la previsión de producción para 2016?

En base a las encuestas que realizamos periódicamente a nuestra red de ventas estaremos por encima de las 120.000 unidades. Podríamos vender más si fuésemos capaces de fabricar más. No es sólo que la fábrica pueda; hay otras limitaciones. Dependemos también de los proveedores. El cambio de mix -preferencia del mercado de las gamas más altas- afecta también a los proveedores, a sus propias líneas de producción. Estamos haciendo muchos esfuerzos para alcanzar el volumen máximo. Estamos invirtiendo en nuestra fábrica y en las plantas de nuestros proveedores para resolver los cuellos de botella allá donde se puedan producir.

¿Están ustedes invirtiendo en las plantas de sus proveedores?

Sí. Invertimos en casa de nuestros proveedores para quitar eso cuellos de botella en producción. Hemos autorizado inversiones que han llegado hasta los 30 millones de euros -en herramientas, equipamiento, etc.-. Tenemos reuniones periódicas con los proveedores, analizamos cómo vamos y buscamos la forma de dar la respuesta adecuada a la demanda del mercado.

¿Cuál es la capacidad máxima de producción de la planta?

Repito que la fábrica se compromete a servir aquello que ventas venda. No voy a dar una cifra límite, que nos diga ventas lo que necesita y nosotros haremos todo lo posible, con la flexibilidad que tenemos e invirtiendo donde sea necesario, para dar la respuesta adecuada a esa demanda.

Tras la gran inversión hecha para el lanzamiento de los nuevos vehículos, ¿hay previstas nuevas inversiones en la planta alavesa?

La automoción es un mundo que no para, es un mundo puntero en materiales, procesos productivos y prestaciones. Estamos invirtiendo continuamente en mejorar nuestros productos y procesos. Si sumamos lo que hemos invertido en nuestra propia fábrica, más las hechas en las plantas de nuestros proveedores, sólo en el último año hemos invertido unos 50 millones. Eso es mucho dinero. Todo ello sin contar con lo que se destina a I+D+i para la mejora del producto. Y además habría que sumar otras partidas muy relevantes de inversión en formación de nuestra gente, en que el ejercicio 2015 alcanzaron los 14,3 millones.

¿Cómo ha evolucionado el empleo en la factoría en los últimos años?

No sólo hemos mantenido el empleo, sino que hemos creado empleo. Ahora estamos con 4.505 personas, a 31 de enero. Durante la vigencia del último convenio 2011-2015 hemos aumentado nuestro equipo humano en 400 personas, 100 más que el compromiso adquirido en el convenio. El compromiso del convenio era crear 300 empleos condicionados a que se alcanzase una producción superior a las 100.000 unidades durante más de dos años consecutivos. Y a pesar de que el objetivo de producción no se cumplió en ese marco temporal, se han hecho las contrataciones e incluso se han superado los compromisos por parte de la empresa. Los sindicatos que firmaron el convenio de 2011 asumieron una responsabilidad con la plantilla y eso ha supuesto generar este empleo. Esos sindicatos tienen que sentirse orgullosos de lo que han hecho.

Viendo el ritmo de producción que tienen, con sábados habilitados y jornadas de nueve horas, ¿existen márgenes para nuevas contrataciones?

El lanzamiento de los nuevos modelos y el incremento de producción lo hemos podido hacer gracias también a las medidas de flexibilidad pactadas en el anterior convenio. Así creamos unas bolsas de horas negativas y positivas. Cuando la carga de trabajo fue baja no destruimos empleo, mantuvimos el personal. La gente no trabajó pero cobró, pero con el compromiso de que cuando se reactivase la actividad se devolverían esas horas. Por eso hoy tenemos las bolsas en positivo. Pero a pesar de todo, en 2015 hemos ingresado unas 800 personas; y en lo que vamos de 2016 hemos ingresado otras 700 personas. Parte de los contratos realizados han estado ligados al lanzamiento del nuevo producto, ahora tenemos que ver cómo los absorbemos, qué parte pasan a ser contratos fijos. También negociaremos eso con la parte social.

De cara a la negociación del nuevo convenio que acaban de comenzar, ¿cuál es el planteamiento de partida, la filosofía de la empresa?

La filosofía es clara y es lo que hemos manifestado a los sindicatos que han apostado por el compromiso, por el trabajo y por la fábrica en su conjunto. Unos sindicatos firmaron el pasado convenio y hemos conseguido algo importante para la fábrica y para todo Euskadi. Es importante que se tenga en cuenta porque, a veces, se pierde el norte. Hemos hecho algo bien, continuemos. Sigamos en la línea de un crecimiento sostenido, con contención de costos y mayor competitividad para crear más riqueza. Los sindicatos que están con nosotros y que estarán se van a sentir orgullosos de pertenecer a nuestra organización. ¿Cómo? Pues trabajando, por su puesto. Sin trabajo y sin esfuerzo no se consiguen las cosas.

¿Aceptarían un planteamiento de partida de subida salarial?

Durante la crisis en Mercedes-Benz Vitoria no bajamos los salarios, al contrario, los hemos subido un 2,5 por ciento. Pocas empresas pueden decir esto. Además, si comparamos las retribuciones de cualquier persona que trabaja en Mercedes con lo que hay alrededor...; servimos de referencia. Para el nuevo convenio contemplamos incremento, pero de forma moderada. No se puede perder de vista que tenemos que contener el costo unitario para ser más competitivos y así crecer más. Si las ventas, como apuntan, se consolidan, tendrán una repercusión directa en producción y en necesidades de recursos. Pero necesitamos mantener la flexibilidad y la contención de los costos. Hay que tener también en cuenta que la fábrica de Vitoria ha de velar por sus intereses dentro del propio grupo Daimler, que no haya otra fábrica del grupo que lo haga mejor que nosotros. Tenemos la competencia en casa. Y después tenemos la competencia fuera de casa, que es el mercado: a qué coste puedo vender mi producto y qué coste de elaboración tengo. Es así de sencillo y de difícil a la vez.

El balance de 2015 para Daimler ha sido espectacular, el resultado ha crecido un 23 por ciento y está cerca de los 9.000 millones...

Afortunadamente es así. El grupo está teniendo un crecimiento espectacular y diría que sostenido en la gama alta. Queremos recuperar lo que fuimos, la referencia, el número uno. Para eso estamos trabajando fuertemente.

El escándalo de Volkswagen ha perjudicado a la imagen de la fiabilidad de la industria alemana. ¿Cómo les ha afectado a ustedes?

Vemos con preocupación que dentro del mundo de la automoción pase eso. No nos alegramos. Pero nosotros estamos tranquilos. Somos transparentes y se pueden contrastar nuestros datos. Aquellos que han generado el problema, que lo resuelvan. Nosotros no hemos generado ningún problema.

Algunos sectores se quejan de que cuando llega la recuperación no encuentran mano de obra formada para cubrir sus nuevas necesidades de personal. ¿Les está ocurriendo a ustedes?

Está pasando. Es una realidad. Encontrar gente cualificada es un problema y es un problema de fondo. En el País Vasco tenemos buenos centros de formación, universidades y centros tecnológicos, pero tienen que reorientarse. Tienen que enfocarse a la industria que hay en este país, involucrarse en su desarrollo tecnológico y en la formación de las personas que requiere esta industria. Para ser un país competitivo, hay que tener gente bien formada. Tenemos que avanzar hacia la Formación Dual, la formación teórica combinada con la formación práctica en las empresas. Recuperar la figura del aprendiz. En Mercedes hemos firmado un convenio con el Gobierno vasco y ahora tenemos 17 jóvenes estudiantes formándose en nuestras instalaciones. Para que despegue la formación dual hace falta un marco regulador de referencia, con un coste de contratación que sea gestionable y lo puedan asumir las empresas. Si en Euskadi somos capaces de solventar esto, las grandes empresas estamos comprometidas, podríamos incorporar a miles de jóvenes aprendices. Nos jugamos el futuro de nuestras empresas y el futuro laboral de nuestros jóvenes.

Está de moda hablar de reindustrialización, pero después la realidad pone palos de rueda a la industria. ¿Está Mercedes también penalizada por los costes energéticos?

Nos afectan. Los altos costes energéticos son el resultado de una política energética fallida y ahora lo estamos pagando todos, empresas y familias. Estamos penalizados por los costes de generación, por los impuestos y por los sobrecostes de la estrategia fallida del pasado. El cambio ha sido muy doloroso. En nuestro caso, en seis años nuestra factura energética se ha incrementado en seis millones de euros. Esto merma la competitividad de la planta. Para mitigar este sobrecoste, nosotros invertimos en un centro de transformación y nos conectamos a una red de alta tensión. Pero no todo el mundo puede hacer esto. En Euskadi hay un factor adicional, una red de baja tensión en la que no se ha invertido. Eso conlleva a un tipo de contratación de la energía mucho más alto para Euskadi que para otras Comunidades.

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