Lo que se encuentran los ciclistas en rutas forestales es increíble. Desde ramas de árbol cruzadas hasta clavos en el camino y cables de acero a la altura del cuello. De hecho, un cable mató el pasado julio a un ciclista en Cantabria.
Cada vez hay más, sobre todo en bosques del norte, en Cataluña, Galicia o Cantabria. La pregunta es quién las pone y por qué. Parece que cazadores y dueños de fincas que les molestan los ciclistas y motoristas en los montes, pero es complicado encontrar a los culpables de colocar este tipo de trampas. Las víctimas hablan directamente de intentos de homicidio.