
El pasado 7 de agosto Andrea Pininfarina, heredero hasta ese momento de la conocida saga de empresarios italianos dedicados a la industria automovilística, perdía la vida cuando circulaba en su Vespa en una población cercana a Turín. La noticia conmocionó a toda Italia que ha vuelto a ver cómo la desgracia se ha cebado con una de las familias más influyentes del país.
La historia de la que probablemente es la empresa de diseño de automóviles más reconocida a nivel mundial se remonta a los años 30 del siglo pasado, cuando su fundador, Battista 'Pinin' Farina, se independizó de la empresa que había formado con su hermano Giovanni en 1910, Stabilimenti Farina, que por aquel entonces se dedicaba a la actividad carrocera.
Nacido en Turín en 1893, Battista gozaba de una visión empresarial muy avanzada para su tiempo, a pesar de que las desavenencias quisieron frenar en varias ocasiones su actividad comercial. Por eso fundó su propia empresa, Carrozzeria Pinin Farina, que aún conservaba el apodo y el apellido por separado, porque realmente no fue hasta el año 1961, coincidiendo con la celebración del centenario de la unificación nacional, cuando el presidente de la República, Giovanni Gronchi, autorizó el cambio, teniendo en consideración sus logros industriales.
En un principio, la actividad de la compañía se centraba, tal y como indicaba su nombre, en el diseño de las carrocerías. Nada más. Sus clientes eran principalmente miembros de la alta sociedad y de la realeza, que querían darle un toque personal a sus vehículos. De sus oficinas nacieron soluciones aerodinámicas hoy en día muy comunes, pero muy novedosas para aquella época.
Visión de futuro
Con el tiempo, y ya establecida como Pininfarina S.p.A., el negocio se amplió a la construcción no sólo de chasis, sino de todo el modelo en su conjunto. Fue en 1961 cuando el fundador de la compañía le cedió el testigo de la dirección a su hijo Sergio y a su yerno, Renzo Carli.
Ambos iniciaron una nueva etapa de consolidación de la empresa y firmaron una serie de acuerdos con marcas de gran envergadura, además de las del Grupo Fiat, como Peugeot o Chevrolet, para incrementar su campo de negocio.
Sergio Pininfarina, padre de Andrea y senador vitalicio de Italia, heredó la presidencia en el año 66, tras la muerte de su padre, Battista. Graduado Ingeniero Industrial por la Politécnica de Turín en 1950, el sucesor natural de la dinastía creó el primer Centro de Estudios e Investigación, con el fin de mejorar los resultados de un negocio en alza. Surgen en aquel momento los primeros prototipos, como el Sigma o el mítico Jaguar XJS.
A lo largo de los siguientes años, y hasta finales de la década de los 70, la empresa mantiene su objetivo de ampliar su cartera de clientes. Algo que van consiguiendo con los años y por lo que en 1979 hace que se cambie la denominación a Industrie Pininfarina, para poder incluir las actividades de proyectos, industrialización, producción y ensamblaje.
Los buenos recuerdos
Pero es en los años 80, coincidiendo con el inicio de sus actividades financieras (Pininfarina Extra) cuando sus modelos se hacen más populares. ¿Quién no recuerda el mítico Ferrari Testarossa o el popular Peugeot 205?
Andrea ocupó el cargo en 1996, después de haber ejercido varios puestos de responsabilidad dentro de la empresa. Actualmente, hasta el desgraciado accidente que le segó la vida, se encontraba inmerso en una serie de proyectos que se centraban principalmente en los modelos cabrio Ford Focus, Alfa Spider y Volvo C70 y había puesto mucho empeño en el prototipo Sintesi, presentado en el pasado Salón de Ginebra, que avanza el futuro más inmediato de la compañía.
Una vida en común
En cierta medida, la biografía de los Pininfarina va muy unida a la de la familia Agnelli. Los mandatos interrumpidos forzosamente por la desgracia y las sucesiones cuestionadas por la propia familia han marcado el carácter de la que es probablemente la industria más importante para el país: la automoción.
El crecimiento de Pininfarina ha ido de la mano del Grupo Fiat. Alfa, Fiat o Lancia cuentan con un gran número de modelos diseñados por el Centro de Estilo de la italiana, pero es quizá Ferrari la que más le debe, porque prácticamente todos sus modelos de las últimas décadas han salido de la imaginación de sus diseñadores.
Desde que ambas casas firmaron un acuerdo en los años 50, sus proyectos han ido siempre de la mano. De hecho, la marca del cavallino es, sin duda, el principal cliente de la empresa de diseño. Luca Cordero di Montezemolo, actual presidente del Grupo Fiat, declaró tras conocer la muerte de Andrea Pininfarina que "Italia, Turín y todo el Grupo Fiat hemos perdido a un empresario excepcional".