
Cada nueva Vespa es un acontecimiento y, en Italia, una revolución. La última en llegar a la carretera ha sido la 300 Super, que sube de cilindrada y cuyo aspecto ha ganado en deportividad.
Pensando en usuarios que priman las prestaciones para afrontar con garantías de éxito el desafío urbano de cada día, Vespa (avispa) lanza una variante de la 250 GTV. Esencialmente, incrementa el diámetro y la carrera -75 y 63 milímetros- del único cilindro disponible, de modo que el propulsor Quasar llega a 278 cc.
Y aunque la cifra de potencia (22 CV) y la velocidad (128 km/h) se mantienen tal cual, la moto gana fuerza, pues el par máximo llega a 22,3 Nm a un régimen inferior al de 250 (5.000 rpm frente a 6.500). Así, se siente más ágil y elástica para salir de un semáforo y recuperar velocidad.
Mantiene la carrocería de acero
Por lo demás, mantiene la carrocería de acero -de rigidez superior a la de un scooter convencional-, el depósito de nueve litros bajo el asiento, un generoso hueco para meter un casco integral y el clásico cambio automático por variador contínuo.
Y perpetúa una dura suspensión trasera que no casa con los baches, pero al ser muy maniobrable sigue mostrándose ideal para ciudad.
Frenos sin antibloqueo
El peso acaricia los 150 kilos y sus frenos no pasan de correctos, aunque con el rodaje mejoran. Eso sí, no son duales y, de momento, carecen de antibloqueo ABS, aunque todo se andará.
Desde la óptica estética, la 300 GTS, que brilla por acabado, posición de conducción y presentación, se inspira en clásicos de la marca como la GS de 1955 -inmortalizada en el film Quadrophenia por un joven Sting a sus mandos, está considerada por muchos la Vespa más bella de todos los tiempos- o la ET3 de 1976.
De este modo se desmarca con distintivas rejillas laterales sobre el carenado trasero y el frontal, llantas negro brillante y muelles delanteros de la suspensión pintados en rojo, combinación esta última que aporta un guiño deportivo habitualmente ajeno a los modelos de la firma transalpina.
Otras características
Asimismo, el sillón azul oscuro añade ribetes blancos en los bordes y la instrumentación, que incluye un minidisplay digital con menos información que en la 250 -sólo 200 euros más barata- y adopta grafías propias en los relojes analógicos.
También renuncia a la parrilla trasera abatible de otras Vespa , pero deja un asa oval tipo retro ideada para el acompañante. Por otra parte, ofrece interesantes elementos opcionales perfectamente adaptados a su peculiar y elegante fisonomía.
Hablamos del parabrisas elevado, el protector cromado lateral -un clásico de la marca muy eficaz-, un portaobjetos cromado delantero como en las Vespa más clásicas y una bolsa blanda, muy funcional y práctica para uso cotidiano. Un dato más: sólo se ofrece en exclusivos colores blanco y negro.