
VOLKSWAGEN VORZ
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La repentina dimisión de Ferdinand Piëch, el patriarca y accionista de Volkswagen, marca el fin de una etapa para el primer grupo automóvil europeo.
El genio del automóvil decidió el sábado abandonar sus funciones de presidente del consejo de supervisión, tras haber perdido el pulso frente a los demás accionistas, decididos a apoyar al presidente del grupo, Martin Winterkorn, cuya salida pretendía forzar. El antiguo presidente del sindicato IG Metall, Berthold Huber, ha ocupado su puesto a título provisional.
"La salida de Piëch supone un seísmo dentro de la estructura de poder de Volkswagen y podría tener consecuencias espectaculares en el funcionamiento de uno de los primeros fabricantes de automóviles del mundo", estima Karl Brauer, analista sénior en Kelley Blue Book. "Es el fin de una gran etapa, comentó Stefan Bratzel, director del Centro de gestión del automóvil de la Universidad de Ciencia aplicada de Bergisch Gladbach. La situación era insostenible", aseguró.
Lucha fratricida de poder
Ferdinand Pïëch, nieto del inventor del escarabajo, Ferdinand Pors- che, convirtió el grupo en un gigante a punto de destronar al japonés Toyota a la cabeza de los primeros fabricantes mundiales. El grupo de las 12 marcas, entre ellas Audi y Skoda, tiene un peso actualmente de 200.000 millones de euros de volumen de negocio, esto es, el equivalente al PIB de Grecia y emplea a 600.000 trabajadores en todo el mundo. "Volkswagen sin Ferdinand Pïech es como Apple el día en que Steve Jobs desapareció. Es como Fiat sin los Agnelli", apunta el diario Handelsblatt.
Sin duda, la lucha fratricida que se disputaba desde hace dos semanas en la cumbre del gigante de Wolfsburgo no podía prolongarse más. El que pidió la cabeza de varios presidentes había prendido la mecha al declarar públicamente su "distanciamiento" de Martin Winterkorn, en el cual ya no confiaba.
Pero se encontró en minoría frente al sector de su primo, Wolfgang Porsche, con el cual controla el 50,7 por ciento del imperio automóvil. E igualmente frente al Land de la Baja Sajonia, accionista de hasta el 20 por ciento, y a los representantes de los empleados, que ocupan la mitad de los escaños del consejo conforme a la ley alemana.
Dudas sobre sus intenciones
"Se ha llegado a un consenso dentro del comité de dirección del consejo, NDLR, a pesar de que, a la luz de los acontecimientos de esta semana, la confianza necesaria para una cooperación fructuosa ya no existe", podemos leer en el comunicado publicado el pasado sábado por el grupo VW.
La salida del consejo de Ferdinand Piëch - y con ella la de su mujer, Ursula- deja tras de sí un completo misterio sobre sus intenciones. ¿Continuará poniendo zancadillas a Martin Winterkorn y utilizando sus participaciones en la sociedad para frenar al presidente del grupo? ¿Conservará sus acciones o romperá todos sus vínculos con Volkswagen, después de haber perdido por primera vez el poder después de veinte años?
Su sucesor provisional no parece descartar lo peor tras la salida de tono trágica del enojado director. "Partimos del principio de que el señor Piëch no pretende perjudicar a Volkswagen con sus participaciones. Es la obra de su vida", declaró Berthold Huber.