Mercedes-Benz sigue firme en su intención de apostar por su división de vehículos AMG como arma para alcanzar el nº1 en ventas a nivel mundial. Pero esta vez planea lanzar coches de alto rendimiento más asequibles, con el objetivo de doblar sus entregas en un plazo de tres años.
Lo hará con la nueva línea Sport AMG, la unidad con la que planea fabricar automóviles con motores modificados, con tracción total y frenos y suspensiones más deportivas a precios más bajos que los de su oferta tradicional en el segmento. Está previsto que los dos primeros modelos de esta gama que saldrán al mercado estarán basadas en el Clase C y una variante coupé del SUV GLE, como se conocerá con la nueva nomenclatura de la marca a la hasta ahora Clase M; ambos serán presentados en el Salón del Automóvil de Detroit en enero.
"La verdadera tecnología deportiva será más accesible y, por tanto, de interés para una gama aún más amplia de clientes", adelantaba la pasada semana Tobias Moers, jefe de AMG, en un acto en la sede de Mercdes-Benz en Affalterbach, Alemania, según declaraciones recogidas por la agencia Bloomberg.
Impulsado por la nueva línea y el flamante superdeportivo AMG GT, que llegará en 2015 desde 141.000 euros, la división de preparación de Daimler pretende alcanzar las 64.400 unidades vendidas en 2017, frente a las 32.200 matriculadas el año pasado o a las 40.000 que espera alcanzar en este ejercicio.
La mayor presencia de los modelos AMG forma parte de los esfuerzos del CEO de Daimler, Dieter Zetsche, para renovar la imagen de Mercedes, en su lucha por superar a BMW como la marca de coches de lujo más grande del mundo a finales de la década.
Así, AMG, que compite con la línea M de BMW y los coches de alto rendimiento RS de Audi, se enfrenta a un ambicioso objetivo con su nueva línea AMG Sport, de la que espera aporte hasta el 40% de sus ventas totales.
Cambio de imagen en Mercedes
