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La batalla del Marne: cuando a la guerra se fue en taxi

Estos días se cumple el centenario de una de las batallas más decisivas de la Primera Guerra Mundial. Hace un siglo, en los primeros días de septiembre, los alemanes se acercan peligrosamente por el noreste a París. El estado mayor en la capital recibe desde la avanzadilla por medio de una paloma mensajera un mensaje inquietante: pelotones de ulanos a caballo ya exploran los alrededores de la capital...

Urge entonces enviar un fuerte contingente para plantar batalla y evitar que el frente llegue a las puertas de la ciudad. El general Joseph Gallieni, además de enviar varias divisiones mediante la red de ferrocarriles, toma una decisión drástica y complementaria que contribuiría a dar un ejemplo de solidaridad entre la desmoralizada sociedad civil. Por un decreto militar, requisa todos los taxis de la capital para enviar tropas de refresco que taponen la ofensiva.

Se consiguen reunir 600 taxis operativos de los 10.000 de que disponía París en esos tiempos. El problema surgió al estar movilizados 7.000 taxistas parisinos en ese momento y repartidos por el frente a muchos kilómetros de allí.

En su mayoría eran Renault AG1 de 9 caballos de potencia y que podían alcanzar una velocidad de 25 kilómetros por hora y, como se demostró, más que suficiente para transportar a una brigada de infantería mucho más rápido que con los convoys tradicionales.

La carrera la pagó el Estado

Cada taxi cargó con cinco hombres y sus equipos de combate. Se realizaron varios viajes de ida y vuelta hacia el río Marne y se transportaron cerca de 5.000 hombres, muy pocos en relación a los que participaron en la sangrienta batalla en la que perdieron la vida unos 91.000 soldados entre ambos ejércitos contendientes.

A pesar de ello, el efecto psicológico de la operación elevó la moral en general. Con recorridos de unos 200 kilómetros diarios, los taxis de París superaron una dura prueba y se convirtieron en un símbolo de solidaridad nacional.

La gran operación de transporte no fue totalmente altruista, ya que cada taxista cobró del estado francés un porcentaje del 27% de las carreras realizadas, que supusieron en total más de 70.000 francos, una verdadera fortuna para la época.

Aunque tácticamente la operación ideada por Gallieni no contribuyó en demasía a modificar el resultado de la primera batalla del Marne, que permitió a las tropas franco-británicas parar el rápido avance alemán que ya había invadido Bélgica y pretendía hacer lo mismo con Francia. Sin embargo, fue la primera vez que los vehículos a motor demostraron su eficacia táctica en el movimiento masivo de tropas y la experiencia dio origen a las brigadas motorizadas que actuaron en los ejércitos la Segunda Guerra Mundial.

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Comentarios 2

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Noticia curiosa, aunque ya la conocía. Lo que no sabe tanto la gente es que el éxito de esta batalla se debe principalmente al espionaje de ambos bandos. Por un lado, el la Torre Eiffel había antenas de espionaje radiofónico que captaron las órdenes y mensajes que los alemanes daban a sus tropas en campaña. De esta manera pudieron descubrir que entre los dos ejércitos alemanes que avanzaban por el norte de Francia y el grueso del ejército alemán había un hueco considerable. La heroica proclama del mariscal Foch fue un efecto de cara a la galería. Resultado: los franceses caen sobre tropas alemanas que avanzaban como las tropas alemanas suelen avanzar en Francia: marchando. Atacadas por el flanco y la retaguardia, alejadas de sus bases, sin poder recibir apoyo, totalmente sorprendidos y sin estar preparados para la defensa, las tropas alemanas son semianiquiladas. Los alemanes poco después descubrieron que todo se debió a que no cifraban sus comunicaciones por radio. A partir de entonces comenzaron a hacerlo.

Mientras, en el otro lado (el Frente Oriental) dos potentes ejércitos rusos invaden Prusia Oriental. El movimiento estaba previsto por los alemanes, que prefieren centrarse en Occidente para derrotar con rapidez a los franceses, anular el despliegue británico, y tras pacificar Occidente, lanzarse en masa contra los rusos. El 8º Ejército alemán, débil, se encarga de la defensa de Prusia Oriental. No puede hacer frente al empuje soviético y su comandante es relevado. El nuevo comandante, von Hindenburg, y su Jefe de Estado Mayor, von Ludendorff, solicitan refuerzos. Y aquí viene la tragedia alemana: de la primera línea del Frente Occidental dos cuerpos de ejército son desplazados a Prusia Oriental. Los alemanes también espiaban las comunicaciones de los rusos, que también las enviaban sin cifrar. Resultado: con esos dos cuerpos de ejército y la ventaja de conocer lo que hace el enemigo hace von Hindenburg prepara una ratonera a las tropas rusas que ha pasado a la historia como la "Batalla de Tannenberg". Meses más tarde repiten la hazaña y el ejército ruso restante es despedazado en la Batalla de los Lagos Mazurianos.

Es curioso obsevar cómo las legendarias carreras de Foch, von Hindenburg y von Ludendorff estuvieron cimentadas en sus inicios por el espionaje al rival y los fallos del mismo en no cifrar sus mensajes por radio. Por otro lado, si los alemanes hubieran controlado el pánico, ¿qué hubiera pasado si se ciñen la Plan Schlieffen y no hubieran enviado esos 2 cuerpos de ejército a Prusia Oriental? Pues que a lo mejor no habría hueco en el frente por el cual poder meterse Foch...

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#1
B
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Disculpe comentario nº1, excelente exposición de los hechos. Solo que ha tenido un lapsus, ha hecho una referencia a los rusos como "empuje soviético" cuando todavía no lo eran, por poco que quedase para la revolución rusa.

Un saludo.

Puntuación 0
#2