
FORD MOTOR
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Ford ha puesto ya fecha definitiva a la salida por jubilación de su actual consejero delegado, Alan Mullaly: será el próximo 1 de julio cuando su sucesor Mark Fields, hasta ahora director general de operaciones, dé el relevo al hombre del milagro de Ford en la última década. ¿Cuáles son los nuevos retos de Fields al frente del fabricante del óvalo?
Alan Mulally llegó a Ford en 2006 precedido por su buena reputación como máximo ejecutivo de Boeing, donde había dirigido la exitosa reestructuración del fabricante aeronáutico para encarar la creciente presión de Airbus. Asumió entonces el objetivo de renovar la compañía en uno de sus momentos más críticos sin saber que, a su salida, ocho años después, sería considerado una de las figuras más importantes de la historia de la automovilística de Michigan.
Porque Mulally es el hombre que consiguió reestructurar y financiar la deuda de Ford antes de que estallara la crisis, adelantándose así al colapso de los mercados financieros que acabaría desembocando en el rescate de General Motors y Chrysler por parte de la Administración Obama.
Cuando llegó Mulally, Ford había perdido 12.600 millones de dólares. Ocho años después, Fields se hace cargo de una empresa saneada con 7.200 millones de beneficio el pasado ejercicio.
Los desafíos de Fields
Por ello existe un temor entre los grupos de interés de Ford de que la salida de Mulally suponga un cambio de rumbo en la buena estela de la compañía en la última década. Fields tendrá que convencer desde el primer momento a los inversores de que el fin de la 'era Mulally' no supondrá una ruptura con esa firme trayectoria de éxito".
Él mismo se ha encargado de dejarlo claro: "Nuestra prioridad es acelerar el ritmo, seguir concentrados en la ejecución y mantener las espitas de productos totalmente llenas. Es una historia de continuidad", explicaba Fields la semana pasada antes de añadir que "no pienso hacer cambios porque es un equipo sólido".
Eso sí, para ello deberá afrontar varios grandes retos que aún quedaban en el debe de Mulally: finalizar la reestructuración en Europa, buscar soluciones para la deficitaria Suramérica, acelerar su presencia en China y revitalizar Lincoln, la marca de lujo de Ford.
Y a todos ellos se suma otro reto más 'personal': lograr mantener una estrecha relación con Bill Ford, bisnieto del fundador de la compañía y presidente ejecutivo de la empresa. Porque aunque Mulallys ea el verdadero "héroe" de Ford, lo cierto es que Mulally y Bill han formado un exitoso tándem casi inédito en el mundo empresarial norteamericano.
Los éxitos de Mulally-Ford
Pocos recuerdan que Bill Ford se despidió a si mismo como consejero delegado de la empresa en 2006, tras reconocer que era incapaz de sacar a Ford del profundo hoyo en que se encontraba, y contrató a Mulally. Entonces éste forzó a la empresa a ser realista y disciplinada.
Lo primero que hizo fue desprenderse de las preciadas pero costosas marcas de lujo europeas (Aston Martin, Jaguar, Land Rover y Volvo), una medida dolorosa para el orgullo de Ford pero que a la larga se demostró acertada. Mulally también fue quien tomó la decisión de eliminar la histórica y deficitaria marca Mercury, situada a medio camino entre los vehículos de masas de Ford y los de lujo de Lincoln, y terminar la relación con Mazda.
Y finalmente acumuló 23.000 millones de dólares en créditos para financiar la masiva reestructuración de Ford. Todo ello anticipando el gran colapso de los sectores financieros y del automóvil de 2008-2009.
El resultado de la apuesta de Bill Ford es que desde que llegó Mulally, la empresa ha ganado 43.000 millones de dólares y ha arrebatado a Toyota el título de segundo fabricante en ventas en Estados Unidos.