
El grupo automovilístico PSA Peugeot-Citroën ejecutará una ampliación de capital por importe de 3.500 millones de euros para dar entrada en su accionariado al Estado francés y a su socio Dongfeng Motor, cuya joint-venture en China recibió la aprobación de las autoridades locales la pasada semana.
La propuesta de acuerdo, que aún no está completamente cerrada, contempla la ejecución de una ampliación de capital reservada con un precio inferior a siete euros por título, según fuentes conocedoras de la situación.
De esta forma, según la agencia Reuters, Donfeng Motor y el Estado francés se harán cada uno con una participación de alrededor del 20% en el capital de la corporación automovilística, mientras que la participación de la familia Peugeot se diluirá hasta el 15%.
PSA confirma las negociaciones pero niega un acuerdo definitivo
Por su parte, PSA Peugeot Citroën ha confirmado hoy que mantiene negociaciones con "diferentes socios, incluido (el grupo chino) DongFeng Motor" para efectuar un "desarrollo industrial y comercial", al tiempo que señaló que estudia un proyecto de ampliación de su capital. En un comunicado, el grupo galo señaló que las negociaciones están "en un estado preliminar" y que "no hay ninguna garantía de que puedan concluir".
PSA indicó también que informará a los mercados del desarrollo de esos contactos. De esta forma, el fabricante francés reacciona a esas informaciones que apuntan a una ampliación de capital destinada al Estado francés y a DongFeng.
Ambos grupos ya poseen una empresa conjunta que explota tres plantas en China. La empresa francesa ya había afirmado en los últimos meses que estudiaba alianzas con otros grupos, pero es la primera vez que cita de forma expresa al fabricante chino, que buscaría transferir parte de la tecnología de su homólogo francés.
PSA atraviesa importantes dificultades financieras, derivadas de su excesiva implantación en los mercados europeos, en claro retroceso, frente al crecimiento que tienen los países emergentes.
Propiedad de la familia Peugeot, que tiene un cuarto del capital y un 38% de los derechos de voto, PSA registró el año pasado unas pérdidas de 5.000 millones de euros, las mayores de su historia. El grupo ha emprendido un proceso de reestructuración de sus actividades, que le llevó a cerrar en Francia su planta de Aulnay-sous-Bois, a las afueras de París y a reducir el 10 por ciento de su plantilla.