Motor

Los comienzos del automóvil en la prensa: curiosidades sobre el mundo del motor

En 1895 apareció en Estados Unidos la primera revista dedicada al mundo del motor. Se llamaba "Horseless Age" y era editada mensualmente en la ciudad de Nueva York. A comienzos del siglo XX y gracias al aumento del interés sobre el automóvil se convirtió en una revista semanal, estuvo a la venta cada miércoles hasta 1918. Como referencia, un dato, en 1902 el precio de la suscripción anual para Estados Unidos y Canadá era de 3 $.

Hoy en día son miles las publicaciones especiales en el sector que se publican en el mundo, el coche forma parte de nuestra vida en los países desarrollados y lo único que parece sorprendernos son los avances tecnológicos. Hace ya más de cien años que los automóviles, esos artilugios que algunos consideraban fabricados por el mismísimo diablo, comenzaron a llenar páginas en los periódicos y revistas de la época. Consultando las hemerotecas pueden leerse algunas noticias curiosas sobre el mundo del motor y sus consecuencias sociales, en este artículo les resumimos algunas de ellas, que como poco, resultan sorprendentes.

Allá por 1898, un periódico parisino dedicado a la mujer, cuestionaba si una señorita podía y debía viajar en un automóvil. Según el diario "La Dinastía" de Barcelona en su número publicado el 24 de noviembre de aquel año, el redactor, que no menciona en su breve noticia el nombre de tal periódico, hacía este comentario al respecto "la pregunta nos parece más que inocente, desde el momento en que la mujer monta en bicicleta y a caballo. Lo difícil es tener un vehículo para poder automovilizarse."

En marzo de 1900 un italiano, el marqués de Ferrari, emprendió la vuelta al mundo en uno de los llamados modernos vehículos de la época, un automóvil. Partió de la ciudad de Turín con el propósito de llegar a París tras pasar por lugares tan recónditos como Japón y América. Su meta, el Congreso de automovilismo que se celebró en dicha ciudad francesa en el mes de junio.

El famoso emperador del imperio austro-húngaro Francisco José subió por primera vez en un automóvil en 1908, ante las insistencias del entonces rey de Inglaterra Eduardo VII.

¿El primer automóvil de la historia?

En 1769 el capitán Planta, un oficial de ingenieros natural de Suiza, después de algunos años de constante trabajo, inventó un coche de vapor que podía correr por cualquier carretera. Al mismo tiempo, Nicolás Cugnot, había diseñado un aparato parecido bajo el encargo del ejército francés y cuyo fin era transportar con mayor rapidez y comodidad los cañones utilizados en combates. Un año más tarde el Duque de Choiseul, Ministro de Guerra del rey Luis XV, cotejó ambos planos presentando ante la corte de Versalles.

En 1771 el invento creado por Cugnot, que a pesar de las similitudes con el de su colega Mr. Planta ofrecía una mayor perfección en cuanto a diseño y funcionalidad pasaría a la historia como el primer vehículo de tracción no animal. Esta máquina se puede contemplar hoy en día en el Conservatorio de Artes y oficios de París.

¿Es una mosca capaz de parar un automóvil?

La respuesta es sí. En 1903 durante la carrera París-Madrid uno de los candidatos a ganar, y llevando una gran ventaja a la mayoría de sus contrincantes, comenzó a notar como su automóvil perdía fuerza hasta que se paró del todo, ya cercano al fin de una de las etapas en la ciudad de Burdeos. Desconcertados él y su chofer procedieron a examinar el vehículo con el fin de repararlo cuanto antes y continuar la carrera sin apenas perder posiciones. Tras no observar ningún fallo a simple vista procedieron a desmontar el coche pieza por pieza y tres horas más tarde encontraron el origen del problema.

Un pequeño insecto, una mosca, se había introducido, quién sabe por donde, en el carburador, obstruyendo el delgado tubo por donde pasaba la gasolina, impidiendo así que se realizara la mezcla y por lo tanto se produjera la chispa que provocaba la fuerza motriz que impulsaba el automóvil. Una pequeña mosca que dio al traste con las grandes ilusiones del piloto.

Hace 100 años...ya había cárcel para los más temerarios

El 8 de octubre de 1903 el diario madrileño "Alrededor del mundo" publicaba la siguiente noticia: El barón Enrique de Rothschild, conocido por su altruismo y por ser el hombre más rico de París, ha sido condenado a pasar un día de cárcel por exceder los límites de velocidad con su automóvil. Los hechos ocurrieron así: circulaba el barón, o más bien "corría", con su automóvil por el Bois de Boulogne superando los 18 km/h permitidos por la ley, en actitud burlona con la policía, que le tendía lazos para capturarle, con tan mala suerte que sufrió un reventón en uno de sus neumáticos por lo que no le quedó más remedio que entregarse.

Ya ante el juez alegó todo tipo de excusas que justificaran su acción, inclusive sus numerosas obras de caridad con los más desfavorecidos. Lo único que podía haberle eximido del cumplimiento de su condena, a pesar de ser reincidente, fue el ejercicio de su profesión como médico, ya que a estos les estaba permitido circular a más velocidad que al resto de los ciudadanos, algo que no le sirvió de nada, ya que cuando fue detenido circulaba en dirección opuesta al hospital donde trabaja que además era de su propiedad.

El perro, siempre fiel compañero de viaje

A comienzos del siglo XX los sastres y diseñadores de moda femenina vieron como aumentaba su cartera de clientes gracias al automóvil y al empeño de las clases sociales más altas, de llevar consigo a sus mascotas vestidas de idéntica manera que sus amas. Era hasta tal punto la similitud en la vestimenta que a grandes velocidades apenas podían distinguirse el uno del otro si el can era de un tamaño grande. Esta moda surgió en Londres a comienzos de 1908 de la mano de Mrs. Du Cros y pronto se extendió por toda Europa.

Con el fin de proteger a los canes del frío y del polvo sus distinguidas amas optaban por equiparles con los mismos materiales y el mismo corte de sus trajes, incluso se les ponían unas polainas con el fin de evitar las inclemencias del tiempo en las patas. La única raza que al parecer puso límites por las molestias que le ocasionaba, fue el bull-dog ya que se negaba en rotundo a llevar anteojos o antifaz, el resto, aunque con tiempo, al final acababan acostumbrándose.

Fuente: Diario "Alrededor del Mundo" (Biblioteca Nacional de España)

Y para terminar, este chiste publicado en el diario "Monos" de Madrid el 13 de mayo de 1905

Un automóvil sufre una importante avería, y queda encallado en la carretera.

-¿qué especie de coche es ese?, pregunta un paleto.

-Un automóvil, le contesta un curioso.

-Hombre, no; si acaso será un auto...inmóvil.

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