Motor clásico

Bombardier B12: el 'autonieve' que no temía al invierno

Los comienzos de la empresa Bombardier, mundialmente conocida hoy por sus 'motonieves', motos de agua, triciclos motorizados e incluso aviones, hay que buscarlos en Canadá a finales de los años 20.

Joseph-Armand Bombardier nació en 1907 en Valcourt durante el largo invierno que acompaña a la región del Quebec. Inquieto por naturaleza y apasionado de la técnica y la ingeniería, no esperó a ser adulto para intentar sustituir los hasta entonces habituales trineos de perros del Canadá por una máquina capaz de enfrentarse a las grandes acumulaciones de nieve que se producen por esas latitudes durante el invierno.

Su primer intento de fabricar un "autonieve" lo llevó a cabo a los 15 años, ensamblando una estructura de madera sobre cuatro esquíes y propulsado por un viejo motor de Ford T. Éste movía una rudimentaria hélice de fabricación casera, que hacía harto peligrosa la circulación del vehículo y que le supuso al joven una taxativa prohibición paterna de utilizar su invento sobre la vía pública.

Comenzó entonces para el voluntarioso Bombardier un largo y extenuante periodo de desarrollo por "ensayo y error", empecinado como estaba en sacar adelante su proyecto: mecanizar el transporte en su hostil y frío entorno. Su primer triunfo lo consiguió al patentar un sistema de oruga fabricada con madera y caucho, que se reveló idónea para conseguir la tracción necesaria sobre las pistas nevadas y superar los resbaladizos desniveles.

Motor Chrysler

Su invento dio con la solución ideal para moverse sobre la nieve: unos patines delanteros para guiar la dirección del vehículo y un sistema de orugas accionadas con un piñón maestro. Habían pasado diez años desde el primer boceto, pero la fase de prototipo llegó al fin en 1936 con resultados más que prometedores.

De inmediato se pasó a la fabricación en serie, montándose siete primeras unidades del B7 y sobre las que Bombardier siguió perfeccionando su vehículo, sobre todo en la transmisión ya que el principal problema era la acumulación de nieve que se producía entre las ruedas y las orugas.

Aunque se comenzó el desarrollo basándose en un Ford T, pero se descaró porque el peso del motor sobre el eje delantero dificultaba la progresión y la dirección sobre la nieve blanda. Al final Bombardier optó por un seis cilindros en línea Chrysler "Flathead" de cuatro litros de cilindrada y que por aquella época tenía fama de indestructible. Sus 215 caballos se mostraban más que suficientes para superar con éxito la orografía nevada del Canadá. Disponía de una caja de cambios de cuatro velocidades, consumía 18 litros de gasolina a los 100 kilómetros y su radiador de agua se situó en la parte trasera del vehículo, cubierto por una trampilla que se abría con "buen tiempo" o cerraba cuando la temperatura exterior descendía.

Pero las dificultades técnicas no fueron las únicas a las que se enfrentó Bombardier. Justo cuando tuvo listo su modelo B12 estalló la II Guerra Mundial, provocando un estado de restricciones nacional cuando Canadá se sumó a la contienda. La fábrica sin embargo no permaneció inactiva, ya que se construyeron algunas unidades del B12 para uso militar y alguna sirvió en escenarios tan lejanos como Noruega.

Carteros y misioneros

Cuando se levantaron las restricciones después del conflicto, la bonanza comercial floreció para el totalmente perfeccionado Bombardier B12. Su robustez y polivalencia consiguió por fin el anhelo de Bombardier, desplazar a los arcaicos trineos tirados por caballos o perros en favor de las nuevas máquinas, más rápidas y capaces para transportar cargas y personas.

El B12 comenzó a tener un papel protagonista en el servicio de correos, transporte de personas y materiales, ambulancias y hasta las expediciones de evangelización de los misioneros por las inhóspitas regiones del Gran Norte. Otro uso muy importante recayó en la versión alargada, denominada C181, y que se destinó al antes casi imposible transporte escolar en invierno.

En total se construyeron 1.600 unidades del vehículo B12 entre 1945 y 1952. La obligación impuesta a finales de los años 40 por el gobierno canadiense a los ayuntamientos de limpiar de nieve las carreteras hizo que la demanda del B12 se redujera drásticamente. Pero la empresa continuó hasta nuestros días adaptándose y desarrollando nuevos productos, al principio vehículos de uso industrial como el Muskeg, cuya aplicación ha abarcado desde los trabajos forestales hasta el mantenimiento de pistas de esquí.

Relacionados

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky