Motor clásico

Maybach Zeppelin D8: El fin de una etapa

En 1937 se escribía el último capítulo de Maybach. El Zeppelin D8, con el lujo más refinado, fue el broche de oro de la marca, que desde 1960 es de Mercedes-Benz.

En 1919 nacía un nuevo fabricante de automóviles. Lejos de la producción en cadena que ya se imponía en Estados Unidos, sus modelos artesanales fueron sinónimo de opulencia, poder, lujo, elegancia y prestaciones. Wilhem Maybach y su socio Graf Zeppelin, dos expertos fabricantes de motores, dieron su apellido a su última creación, el Maybach Zeppelin D8.

Fue uno de los modelos más famosos a nivel internacional de la época vintage del automóvil. Esto y el reducido número de unidades que fueron puestas a la venta le han convertido en la actualidad en uno de los automóviles más cotizados por los coleccionistas.

Apenas un centenar de Maybach Zeppelin D8 fueron construidos entre los años 1930 y 1937. Numerosas versiones, carrocerías y acabados eran ofertados a sus ricos propietarios, todos hechos a mano, a capricho de su futuro dueño. Dentro del Museo Mercedes Benz podemos admirar una de estas joyas rodantes, data del año 1932 y su número de chasis es el 1.387.

Tras una completa restauración que le ha devuelto su esplendor de antaño, se puede admirar cada detalle en sus acabados, el cuero, la madera... Esta carrocería fue obra de Spohn&Ravensburg. Una berlina descapotable de cuatro puertas con capacidad para acomodar en sus sillas de cuero a seis o siete pasajeros.

Es una limosina que tiene una distancia entre ejes rígidos de 3.735 mm. Mantiene la mecánica original, un motor V12 de ocho litros de capacidad, que tras una exhausta revisión se encuentra en perfecto estado de funcionamiento. Dicen que puede presumir de suavidad en su manejo, desarrolla 200 CV de potencia a 3.200 r.p.m. y alcanza una velocidad máxima de 170 km/h. De lo mejor de aquellos años en cuanto a prestaciones, si tenemos en cuenta su peso, de más de tres toneladas.

Para el confort de marcha fueron instalados amortiguadores hidráulicos y unos frenos de tambor, capaces de detener el vehículo con una suave presión sobre el pedal. No es automático pero casi, puesto que el embrague solo ha de accionarse para el arranque o parada del motor, una vez que comienza la marcha basta con accionar dos pequeñas palancas situadas en el centro del volante y podremos ir engranando hasta cuatro velocidades.

En su interior se instalaron todas las comodidades de la época. El Maybach Zeppelin D8 es un bello ejemplo de lujo y sofisticación. Como novedad incluía un sistema que perfumaba el habitáculo de forma automatizada. El tablero de instrumentación se iluminaba e incluía velocímetro, cuentakilómetros, e indicadores de nivel de depósito de combustible con capacidad para 135 litros, presión de aceite y de vacío para el servofreno y hasta reloj de ocho días.

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