Los seis Bugatti Type 41 o Royale, como son más conocidos, que aún se conservan, han sido durante décadas el automóvil más caro del mundo jamás construido. Hoy podemos encontrar únicamente seis unidades prácticamente originales y que se encuentran en perfecto estado para su uso.
Jean Bugatti, hijo del fundador de la marca, comenzó a trabajar a una temprana edad con su padre, el gran Ettore. Los libros no eran su fuerte, ni tan siquiera consiguió terminar sus estudios universitarios, pero llevaba en la sangre el automóvil, el arte y las carreras. Materializó su pasión con tan solo 21 años, en 1926, al diseñar, junto al empresario textil Armand Esders el chasis de un nuevo modelo de la marca, el Type 41, con seis metros de longitud era el símbolo de la elegancia de la época, creado para reyes, que no sólo destacó por su imponente aspecto si no también por su mecánica. Se le instaló un motor creado para hacer volar a un avión aunque en versión algo más reducida.

En la década de los años 20, Ettore Bugatti llegó a un acuerdo con el ejército francés para fabricar motores de 16 cilindros con los que equipar sus aviones de combate, aunque finalmente el contrato no fue firmado, si se desarrolló el motor, por lo que Bugatti decidió aprovechar parte de éste para el nuevo chasis, el resultado fue de vértigo, mecánica de 8 cilindros en línea, 13 litros de cilindrada y 300 CV de potencia a 1.800 revoluciones, sobradamente capaz de mover algo más de 3 toneladas.
Entre 1926 y 1933 fueron fabricadas tan solo siete unidades contando con el prototipo, un modelo nada rentable para el fabricante francés ya que había estimado construir unas 25, pero gracias a esta cifra se ha convertido en el más exclusivo de la marca y por lo tanto en uno de los modelos más deseados por los coleccionistas de todo el mundo.
No era apto ni para las grandes fortunas en aquellos años de "La Gran Depresión". El chasis tenía un precio de 25.000 dólares y carrozarlo, es decir, que fuesen vestidos por los mejores diseñadores de la época, podría llegar a suponer un desembolso de más de 40.000 dólares en total, más del doble de lo que costaba el Rolls Royce más lujoso.
Al final tan solo se vendieron tres, quedando las restantes en el garaje de la familia Bugatti. Cada carrocería fue distinta pero todas ellas tenían en común la figura que cubría la tapa del radiador, la escultura de un elefante que parece estar danzando obra del Rembrandt Bugatti, hermano de Ettore, un afamado artista de la época por sus representaciones de animales.
Seis unidades perfectamente conservadas
Hoy en día se conservan seis unidades prácticamente originales y en perfecto estado para su uso, el prototipo con chasis número 41 100, terminado en 1927, fue destruido casi por completo en un accidente cuando Ettore Bugatti se quedó dormido al volante, más tarde, su hijo Jean lo convertiría en el famoso Bugatti Royale Coupé Napoleón.
Jean también diseño el Swoopy Esders Convertible Royale (chasis 41 111), caracterizado por carecer de sus faros delanteros ya que al señor Esders, su primer propietario, no le gustaba conducir de noche. Desde 1999 pertenece a Ferdinand Peich, el cual pagó por el alrededor de 4.000.000 de dólares.
El tercer coche con chasis 41 121, fue adquirido en 1931 por el Dr. Josef Fuchs. Éste, junto a su familia y su nuevo automóvil huyeron de su Alemania natal a Italia durante la ocupación nazi, después se trasladaron a Shangai y finalmente a Nueva York. Hoy en día podemos admirar este asombroso vehículo en el museo Henry Ford, en Michigan, Estados Unidos.
El cuarto Bugatti Royale, el más británico de todos, se le puso una carrocería que fue hecha totalmente a mono por Pak Ward & Co. Ltd de Londres, es el único que monta neumáticos de repuesto. Fue vendido al capitán Foster y en la actualidad pertenece a la colección Schlumpf.
En quinto lugar fue construido el más conocido de todos ellos para los profanos en materia de clásicos, por el elevadísimo precio que se ha llegado ha pagar por él en subastas, en 1987 alcanzó la cifra en una puja de 8,7 millones de dólares. Se trata del chasis 41 131, más conocido por Bugatti Royale Kellner Cupé, su carrocería fue obra del carrocero francés que le da nombre, que la construyó bajo el encargo del mismísimo Ettore. Sinónimo de arte, belleza e incluso de obra maestra, fue presentado en 1932 en el Olympia de Londres Auto Show y quedó en propiedad de la familia hasta 1950.
Ettore Bugatti, utilizó el sexto y último fabricado como vehículo de uso personal hasta el final de sus días. Símbolo de poder, belleza e ingeniería como sus creadores.