La imagen más curiosa del GP de Francia de motociclismo, disputado en el circuito de Le Mans, llegó en la última vuelta de la categoría de Moto2, cuando el piloto español Julián Simón se vio obligado a llegar a la línea de meta de una forma poco habitual.
Tras un incidente en la última curva, Simón levantó su moto, y ante la imposibilidad de ponerla en marcha, tuvo que empujarla hasta el final de la carrera.
Con una moto realmente pesada, el de Villacañas recorrió unos 400 metros empujando la máquina, viendo como el resto de pilotos le iban sobrepasando y finalizando la carrera en 13ª posición, logrando tres puntos con su heroica acción.