La escudería Red Bull vivió deportivamente otro de sus días de gloria en la Fórmula-1. El Gran Premio de Malasia acabó con un nuevo doblete del equipo energético. Sin embargo, las caras de sus pilotos en el podium no reflejaban ese éxito. Al revés, tanto Sebastian Vettel como Mark Webber parecían haber sufrido una tragedia en vez de un éxito.
El problema fue la desobediencia a las órdenes de equipo. Webber consideró que su compañero se saltó la estrategia. "Vettel tomó sus propias decisiones", apuntó en la ceremonia de premios, descontento con lo ocurrido.
Más enfadado se mostró su propio compañero a pesar de la victoria. Ya durante la carrera lo mostró a su box por radio ("es muy lento, quitádmelo de en medio" y posteriormente "he tenido miedo, ha sido un estúpido").
La carrera acabó con una encarnizada batalla entre ambos, en la que incluso hubo riesgo de toques y más tensión de la necesaria entre dos compañeros de escudería.
El triunfo cayó finalmente del lado del alemán, que en lo más alto del cajón declaró que "si tenemos que decir algo, lo haremos entre nosotros, de manera interna". Así queda la cosa (al menos, públicamente) hasta el próximo Gran Premio...
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