"No Country for Old Men" de los hermanos Coen dio su último disparo conmocionando a la Academia de los Oscar el domingo, cuando se alzó con cuatro premios, incluido el prestigioso de Mejor Película, por esa narración sangrienta en una tierra de nadie que es por tramos la frontera de Estados Unidos y México.
En una adaptación fiel del libro del escritor estadounidense Cormac Mac Carthy, "No es país para viejos" o "Sin lugar para los débiles" -como la titularon en los distintos mercados en español-, se sirve de la ruda belleza de los escenarios en Texas (sur de Estados Unidos) para narrar una historia de narcotráfico con un descabellado villano, Anton Chigurh, en la piel del español Javier Bardem, que se sumó con maestría al universo de Joel y Ethan Coen.
Los paisajes infinitos son los de un 'western', pero sin vaqueros ni galopes, más bien narcotraficantes, policías de principios (Tommy Lee Jones) en vehículos de la década de los '80 y un sicópata solitario armado con un pistolete para atronar ganado con el que da muerte a todo lo que se mueva.
Al igual que la novela epónima, el filme empieza con el descubrimiento hecho por un cazador en medio de un paraje desértico: varias camionetas acribilladas y rodeadas de cadáveres y una maleta repleta de billetes.
Llewelyn Moss (interpretado por Josh Brolin) se apodera de los dos millones de dólares que contiene la maleta y su vida de texano común queda atrapada en un torbellino de violencia, perseguido por los sicarios de la mafia del tráfico y por Anton Chigurh (Bardem), el desquiciado asesino.
El sheriff Bel (Tommy Lee Jones), hombre apegado a los valores del pasado, asiste impotente a ese reguero de violencia, que contempla con el mismo filosófico pesimismo con que ve transformase la sociedad heredada de sus padres en un mundo en el que ya no encuentra su lugar.
El triángulo de excelencia actoral formado por Tommy Lee Jones, Josh Brolin y Javier Bardem sirve de herramienta perfecta a los hermanos Coen para establecer el perímetro de ese país en el que ya no hay lugar para los hombres viejos: ni tierra de aventuras, ni espacio en el que preservan valores de honra o libertad del pasado. Solo una sociedad sin principios a cuya violencia nadie escapa.
Los hermanos Coen logran sin embargo inyectar una buena dosis de humor negro en esta narración dramática y desesperanzada.
"Nosotros tratamos de respetar su espíritu en la adaptación", declaró Ethan Coen en una conferencia de prensa en Cannes, donde el año pasado esta cinta empezó su carrera a la gloria.
Javier Bardem ("Jamón jamón", "Carne Trémula", "Mar adentro"), quien ya encarnó antes a un asesino salvaje en "Perdita Durango" de Alex de la Iglesia, indicó que interpretar su personaje fue difícil.
"Javier era perfecto para ese papel: no habla bien inglés, detesta las armas y no se droga", bromeó Joel Coen en Cannes, mucho antes de que el actor español recibiera todos los premios de la industria del cine, afirmara sentirse "un hermano más de los Coen" y hasta confesara entre risas haberse inspirado en el presidente George W. Bush para dar vida a su personaje.
mc-pb/aic
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