Daniel Day-Lewis, ganador de su segundo Oscar como Mejor Actor el domingo gracias a su protagónico en "There will be blood", es un artista exigente y austero que suele preparar durante varios meses sus personajes antes de mimetizarse en ellos para la gran pantalla.
"There will be blood" -"Pozos de ambición" o "Petróleo sangriento" como titularon a esta cinta en el mercado en español-, es la segunda incursión en una cinta de época del director Paul Thomas Anderson, que adaptó para el cine la historia del inescrupuloso Daniel Plainview, un buscador de petróleo en la California de principios del siglo XX magistralmente interpretado por Day-Lewis.
Este comediante británico que se había alzado con el Globo de Oro y el galardón del Sindicato de Actores de Estados Unidos (SAG) siempre estuvo en la mente de Anderson para protagonizar la cinta, pero solo tuvo el coraje de contactarlo cuando se enteró por un amigo en común que al actor le gustaban sus filmes.
Hijo del reconocido poeta británico Cecil Day-Lewis, Daniel nació en Londres el 29 de abril de 1957 y se interesó por el teatro desde inicios de los años 1970, especialmente en las obras de Shakespeare.
Fue recién en 1985 cuando su talento irrumpió en la gran pantalla con dos cintas "My beautiful laundrette" y "A Room with a View" ("Una habitación con vistas" o "Un amor en Florencia").
Su primer protagónico llegó con "La insoportable levedad del ser" en 1988 y dos años más tarde realizó la conmocionante interpretación de un parapléjico en "Mi pie izquierdo", que le valió su primer Oscar como Mejor Actor en 1990.
Tras ese primer triunfo que le dio fama internacional, emergió como uno de los grandes actores contemporáneos que se da a la tarea de construir los personajes que acepta durante varios meses para entenderlos en toda su dimensión.
En 1992 volvió a imponerse como "El último de los Mohicanos" y al año siguiente impregnó de impotencia a miles de espectadores en el mundo al interpretar al joven irlandés acusado de cometer un atentado del IRA en "En el nombre del padre", que le trajo una segunda nominación al Oscar de 1994.
Tras esa postulación de la Academia, Lewis inició un periodo que se ha extendido hasta estos días en los que fijó cierta distancia con el cine, o al menos se negó a aceptar cualquier papel, a riesgo de ser olvidado.
Uno de esos personajes que rechazó fue el protagónico en "Filadelfia" que puso en manos de Tom Hanks una estatuilla dorada.
Así en un espacio de 11 años, desde 1997, Day-Lewis ha puesto su talento en solo cinco filmes: "The boxer", "The Crucible", "Pandillas de Nueva York" de Martin Scorsese en 2002, que le valió su tercera nominación a los Oscar, y "The Ballad of Jack and Rose" en 2005, bajo las órdenes de su esposa, la directora y escritora Rebecca Miller.
Según Day-Lewis, quien se nacionalizó irlandés a principios de los años 1990, salirse de un personaje constituye para él "una tristeza terrible".
Afirma que el última día de rodaje significa una experiencia surrealista. "Tu alma, tu cuerpo, tu espíritu no están del todo preparados para detener ese viaje. Durante los meses que le siguen al fin de un rodaje, se siente un profundo sentimiento de vacío", explicó.
Casado desde 1996 con Miller, hija del dramaturgo Arthur Miller, Daniel Day-Lewis es padre de tres niños, el mayor de ellos con la actriz francesa Isabelle Adjani.
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