Pekín vivía este viernes cubierta por la niebla las últimas horas antes de la espectacular ceremonia de inauguración de los Juegos del 2008, pero el mal tiempo y el férreo dispositivo de seguridad podrían aguar un poco la fiesta.
Todo estaba listo en el futurista Estadio Nacional más conocido como 'El Nido' para acoger la gala de tres horas que comenzará a las ocho y ocho minutos de la tarde local de este ocho agosto de 2008 (12h08 GMT), un guiño a la superstición china que considera este número afortunado.
Pero la suerte por el momento no parecía acompañar a los chinos en su día más soñado, puesto que la mañana amaneció con una bruma densa, consecuencia del alto índice de polución de la ciudad.
Y la situación podría todavía empeorar si se confirman los temores de que la lluvia riegue la ceremonia en la que esta potencia política y económica emergente se dispone a hacer alarde de su cultura e historia milenarias y sus deseos de apertura y de modernidad, ante los ojos de las miles de millones de personas en todo el mundo que seguirán la ceremonia por televisión.
"Es el momento que toda la nación china espera desde hace tiempo. Estamos listos", declaró solemnemente este viernes por la mañana Wang Wei, vicepresidente del comité organizador de Pekín-2008 (BOCOG).
Otro gran tema de preocupación para los organizadores es el terrorismo, por lo que impusieron un férreo dispositivo de seguridad, con decenas de miles de policias y militares en las calles e instalaciones olímpicas.
Además, el aeropuerto, donde el jueves se batió el récord de vuelos, será cerrado durante la ceremonia.
Estas estrictas medidas están destinadas en primer lugar a proteger a los ilustres invitados que llenarán el palco presidencial, como el presidente de Estados Unidos, George W. Bush; su homólogo francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro ruso, Vladimir Putin, así como al resto de la familia olímpica.
Pero también buscan prevenir cualquier politización de los Juegos, en forma de manifestación o gesto de protesta en contra de la situación de los derechos humanos en China, su relación con Sudán o la violenta represión de las manifestaciones en Tíbet en mayo pasado.
Aunque hasta el momento en Pekín sólo se han producido acciones aisladas, en el extranjero la controversia sobre los derechos humanos y la libertad de expresión en el país más poblado del mundo se ha intensificado y este viernes se registraron en numerosos países los primeros actos y concentraciones de protesta, que deberían incrementarse a la hora de la ceremonia.
Pese a la sensibilidad del tema, nada más pisar suelo chino para una visita de cuatro días, Bush hizo una primera declaración en defensa de las libertades: "Creemos firmemente que las sociedades que permiten la libertad de expresión de ideas tienden a ser más prósperas y más pacíficas".
Estados Unidos hizo otro gesto en este sentido al elegir a su corredor de los 1.500 de origen sudanés Lopez Lomong, activista por Darfur, como abanderado de su delegación en la ceremonia de inauguración, que incluirá el tradicional desfile de los atletas de los 205 países participantes en esta cita cuatrienal.
Además de eventuales incidentes, el único secreto que quedaba por desvelar de la ceremonia es la identidad del último relevista de la antorcha que encenderá la llama que arderá en el pebetero hasta el 24 de agosto.
Y el presidente del COI está "impaciente" de que el presidente chino, Hu Jintao, declare oficialmente inaugurados los Juegos, con la esperanza de que las proezas deportivas recuperen el protagonismo.
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