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"Severiano supo que se moría"

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Baldomero, hermano mayor de Severiano Ballesteros, relata los últimos momentos de su hermano, fallecido este sábado a los 54 años. Lo vistió ya sin vida con la misma camiseta blanca, el mismo jersey de color azul e idéntico pantalón, también azul, con el que Severiano Ballesteros afrontaba los domingos de campeonatos.

Su hermano lo vistió

Fue un ritual casi sagrado para Baldomero Ballesteros, el hermano mayor de la saga, el primogénito que abrazado a la emoción del momento vistió por última vez al campeón de golf.

Baldomero desnudó el cuerpo ya sin vida de Seve con un mimo casi maternal, y lo vistió mientras enjugaba las lágrimas que caían por su rostro. "Se despidió de todos uno a uno. Nos agarraba las manos, nos susurraba al oído. Yo le dije muy de cerca: te quiero. Y Seve me respondió: yo también te quiero", relata Baldomero.

La entereza de la familia Ballesteros

El mayor de la familia advirtió el sábado la muerte de su querido hermano. "Él supo que moría, y lo hizo con total entereza", asegura Baldomero.

El primogénito pensó que "lo mejor" era vestirle con el atuendo con el que fue feliz, el mismo que le convirtió en un grande del golf, en una leyenda del deporte. "Se va algo más que un hermano o un hijo o un padre. Se va una gloria", relató con la voz entrecortada por la congoja Baldomero Ballesteros.

"Las manos de Seve"

La tarde del último viernes en la tranquilidad de la casa de Severiano, en Pedreña, fue un aguijón envenenado que se clavaba en el alma de los Ballesteros. Allí, arremolinados sobre su cama de enfermo, sus más allegados familiares lloraban en silencio. "Le agarré las manos, las acaricié y pensé: ¡lo que han hecho estas manos en el mundo!", relata Baldomero.

El cabeza de familia, el mayor de la saga, le vistió con las ropas que utilizaba los domingos, sus domingos de gloria, de batalla deportiva, de triunfos y de sueños. "Pensé que era lo mejor. Todos asintieron después con la cabeza", añade.

Desde todas las instancias del deporte nacional e internacional, desde todos los ámbitos políticos o institucionales se preguntan cómo honrar a Seve tras su muerte, cómo y cuándo acudir a Pedreña para darles el último adiós al genio del golf ya desaparecido.

El propio Severiano dejó dicho cómo había de ser: en la más absoluta intimidad. "Nos lo dejo dicho todo. Sólo un funeral, en la Iglesia de su pueblo, y nada más. El resto de cuestiones quedarán ceñidas al más íntimo ámbito familiar", comunicó la familia.

Crónica de una muerte

El golfista español Severiano Ballesteros ha fallecido este sábado a las 2.10 horas de la mañana a los 54 años de edad después de haber sufrido un "empeoramiento severo de su estado neurológico", el cual fue comunicado por su familia esta misma mañana. El deportista se encontraba en casa sin poder andar desde enero. Sin embargo, Revilla ha afirmado que viajó con el hace mes y medio.

Severiano Ballesteros, que fue intervenido de un tumor cerebral en Madrid en 2008, ha permanecido en su casa de Pedreña junto a su familia, que ha ido informando de su estado de salud en las últimas horas de vida. El mundo del deporte llora la muerte de Seve Ballesteros.

Génesis del golf moderno

El mundo del golf despide con enorme tristeza al jugador, uno de los más grandes e históricos de este deporte, con un palmarés repleto de récords, títulos y éxitos, y con el que este deporte dio un nuevo impulso.

El golf pierde a uno de sus números uno de la década de los '80 y uno de los jugadores modernos del Viejo Continente más laureado en los 'majors', sólo superado por el inglés Nick Faldo, con seis 'grandes', y como el que mayor número de triunfos posee en el Circuito Europeo, rozando el medio centenar, la última en 1995, en un Open de España, para un total de 87 conquistas.

"Con Ballesteros se produjo la génesis del golf moderno, hizo que la bola 'hablase'", aseguró durante la presentación de la autobiografía del cántabro el periodista Michael Robinson, nacido en Reino Unido, un país que siempre profesó desde todos sus niveles una admiración inconmensurable por 'Seve'.

Seguramente, porque el de Pedreña, que descartó el duro mundo de las traineras donde su padre Baldomero era una figura destacada, firmó en las Islas actuaciones memorables, como sus tres Abiertos Británicos (1979, 1984 y 1988), o sus gestas en la Ryder Cup, un torneo muy apreciado por los británicos.

Por eso también decidió allí, en Carnoustie (Escocia) 2007, en la edición del 'British' en la que Sergio García estuvo muy cerca de heredar su victoria y en el recorrido donde jugó su primero Abierto Británico con 18 años, anunciar que dejaba el golf, "la decisión más difícil" de su vida, meses después de haber intentado la aventura del 'Champions Tour', el circuito americano para veteranos porque tenía ganas de "seguir luchando".

Una lucha iniciada desde pequeño, impulsado por su tío Ramón Sota, destacado jugador de la década de los 60 y principal baluarte familiar del golf, y apoyado por unas cualidades innatas. Explotó a mediados de los 70, cuando el juego era cosa de anglosajones, y en 1976 deslumbró en el Royal Birkdale, liderando el 'major' británico durante tres días, pero finalizando segundo empatado con un mito como Arnold Palmer.

Ahí, empezó su idilio con el 'British', que no culminó hasta tres años después cuando lo conquistó siendo el más joven hasta ese momento en hacerlo y cuando ya estaba consagrado en el Viejo Continente, con tres de sus seis Orden de Mérito en su haber (1976-77-78).

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