
325 años después de su nacimiento, el almirante Blas de Lezo ha llegado en forma de estatua a Madrid por petición popular. Y lo hace, sobre todo, en reconocimiento a su defensa de Cartagena de Indias una de la mayores flotas navales desplegada en la historia por Gran Bretaña. Sin embargo, este gesto no ha gustado mucho a Cataluña por otros motivos históricos.
Entre otras gestas, el almirante capitaneó el bombardeo de Barcelona en 1714. Esto ha provocado malestar en las instituciones catalanas, según relata La Vanguardia. El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona tuiteó el anuncio de la inauguración de esta estatua recordando lo que representa Blas de Lezo a modo de reproche.
La vocación de Colón y Lezo
La estatua de Blas de Lezo está situada en la plaza de Colón, con quien comparte la vocación por el mar. Y aunque el primero fue más militar que aventurero, y el segundo más explorador que soldado, ambos fueron excelentes marinos que han pasado a la historia por sus hazañas, su determinación y su valor.
Pero con el tiempo uno fue encumbrado mientras el otro caía cada vez más en el olvido; hasta que de unos años a hoy se comenzó a recuperar su memoria y se le empezó a otorgar el reconocimiento que se merece.
Si bien es cierto que la Armada siempre le ha concedido el mayor privilegio posible -bautizar un barco con su nombre, en la actualidad, la fragata de la clase Álvaro de Bazán: la Blas de Lezo (F103)-, a nivel popular no se trata de un personaje muy reconocido por la mayoría de la sociedad.
Posee calles en ciudades como Valencia, Málaga, Fuengirola, Alicante, Las Palmas de Gran Canaria, Huelva, San Sebastián, Rentería o Pasajes (su localidad natal), y ahora también en Madrid.
Ahora, con ésta estatua situada en Madrid, se da un paso más en el reconocimiento de uno de los héroes de la historia de España, invicto durante toda su vida militar y capaz de frenar a la mayor flota inglesa a pesar de estar cojo, tuerto y manco.