Cultura

Silva busca ser la primera presidenta negra de Brasil, pero a afrobrasileños les seduce la continuidad

Por Brian Winter

SAO PAULO (Reuters) - Los brasileños podrían hacer historia este mes si eligen a Marina Silva, hija de empobrecidos recolectores de caucho del Amazonas, como la primera persona de raza negra en llegar a la presidencia.

Sin embargo, Silva va por detrás de la actual presidenta Dilma Rousseff, quien es blanca, en las preferencias entre la mitad de los votantes afrodescendientes.

Esta desventaja, que contrasta con el arrollador respaldo de los afroamericanos al presidente estadounidense Barack Obama en las elecciones del 2008 y 2012, podría costarle la victoria a Silva en la extremadamente ajustada votación de este mes.

Las razones detrás de los apuros de Silva dicen mucho sobre la historia de Brasil, su compleja relación con la raza y el reciente progreso social que convirtió a Rousseff en una leve favorita para lograr un segundo período de Gobierno.

En las últimas semanas, Reuters entrevistó a más de 20 brasileños de raza negra en tres ciudades diferentes. Muchos dijeron que se sentirían orgullosos de ver ganar a Silva, en particular en un país donde la gente de color ha sido históricamente poco representada en el Gobierno, las universidades y demás.

Sin embargo, también dijeron que están más enfocados en la economía que en cualquier otro factor. Desde que llegó al poder en el 2003, el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff ha hecho enormes progresos en la reducción de la pobreza, especialmente entre los negros.

"Nadie quiere volver al pasado", dijo Gustavo Leira, un empleado público jubilado de 71 años en Brasilia. La raza de Silva es importante, dijo, "pero no es lo más importante".

Silva, quien está compitiendo sobre una plataforma más centrista y pro-mercados, ha evitado mayormente el tema de la raza, algo que refleja una larga tradición de la política y la sociedad brasileña.

Los brasileños rehúyen en su mayoría hablar de la raza y prefieren referirse al tema en términos de clase.

A través de los siglos, a Brasil fueron llevados 10 veces más esclavos que a Estados Unidos. El país sudamericano fue el último del continente en abolir la práctica, en 1888. Actualmente, las personas de color son tres veces más propensas que los blancos a sufrir la pobreza extrema.

Al ser consultada en una entrevista con Reuters la semana pasada qué significaría ser la primera presidenta negra de Brasil, Silva contestó: "No sólo eso (...), también sería la primera ambientalista".

"Estoy muy orgullosa de mi identidad como una mujer negra", continuó. "Pero no hago un uso político de mi fe, ni de mi color. Voy a gobernar para los negros, los blancos, (los asiáticos), los creyentes y los incrédulos, independientemente de su color o condición social", afirmó.

"MAYOR MISTERIO"

La posición de Silva es consistente con su sello de inclusión política, que se ha ganado el apoyo de cristianos evangélicos, jóvenes tecnológicos urbanos y magnates bancarios, entre otros.

Pero también ha desconcertado a algunos analistas políticos y votantes que dicen que, al no referirse más a sus orígenes, está perdiendo una oportunidad de oro para conectarse mejor con un enorme grupo demográfico que en su mayoría apoya a su rival.

Un destacado asesor de Rousseff calificó a la reticencia de Silva de discutir su raza como "el mayor misterio de esta campaña".

Algunos, especialmente los jóvenes, han instado a Silva a hablar abiertamente de sus orígenes. Dicen que un fuerte aumento en el ingreso de personas de color en universidades, gracias en parte a nuevas cuotas raciales, ha alimentado una mayor conciencia racial.

Han surgido otros destacados líderes negros, como el ex presidente de la Corte Suprema Joaquim Barbosa, quien ha instado a los brasileños a hablar más honestamente sobre temas raciales.

Pero el cambio ha sido lento. De hecho, aunque la mayoría de los sondeos brasileños le preguntan a los encuestados sobre su raza y sacan resultados acorde, la ventaja de Rousseff entre las personas de color apenas ha sido comentada en los medios locales.

Regina Collson, una estudiante universitaria de 23 años, dijo que ha intentado convencer a sus compañeros de clase para que voten por Silva poniendo énfasis en que sus raíces negras y en su juventud en medio de la pobreza marcarían un "gran cambio" en la política.

"Ella aportará una perspectiva diferente", dijo Collson. "Pero la gente no está hablando sobre eso. Eso me molesta", agregó.

"LA POBREZA EN BRASIL TIENE UN ROSTRO"

Los cambios tácticos que Silva haga de aquí en adelante podrían variar lo que es ahora una muy ajustada elección.

La primera vuelta es el domingo. Los sondeos indican que ni Rousseff ni Silva lograrán la mayoría de los votos necesarios para que alguna resulte ganadora.

Eso significa que ambas se enfrentarán en una segunda vuelta el 26 de octubre. Rousseff recuperó impulso recientemente y las encuestas la muestran con una ventaja de unos 4 puntos porcentuales sobre Silva.

Sondeos hechos en las últimas dos semanas arrojaron una sólida ventaja de Rousseff sobre Silva de entre 6 y 7 puntos porcentuales entre votantes que se identifican como negros o "pardos" (mulatos). Juntos, conforman poco más de la mitad de la población de Brasil.

Entre los blancos, que son el 40 por ciento del electorado, la campaña ha sido más volátil. Silva tuvo hasta una ventaja de 8 puntos porcentuales sobre Rousseff entre los votantes de piel blanca en una encuesta y empató en otra.

Asiáticos, indígenas y otros grupos conforman el resto del electorado.

En varias publicidades de televisión, Rousseff advirtió que votar por Silva podría poner en peligro los logros sociales de la última década.

Su partido también describió a Silva como defensora de políticas fiscales duras y se refirió a su amistad con Neca Setubal, miembro de una destacada familia de banqueros, como una señal de que gobernará para los ricos.

Silva negó esos señalamientos y resaltó sus propios antecedentes socialistas y el hecho de que hubiese sido miembro del PT hasta el 2009.

En tanto, el Gobierno de Rousseff no ha tenido reparos en describir sus propios logros en términos raciales.

"La pobreza en Brasil tiene un rostro, y ese rostro es negro", dijo Tereza Campello, ministra de Desarrollo Social y Combate al Hambre, en una entrevista.

Puso como ejemplo datos que muestran que gracias a un robusto crecimiento económico y programas de bienestar social, unos 22 millones de personas salieron de la pobreza extrema en la década pasada. Entre ellos, un 78 por ciento eran negros o mulatos, según datos oficiales.

"Hemos invertido (en reducir la pobreza) como nadie más", destacó Campello. "Por lo que la gente dice: 'Mi vida mejoró. ¿Voy a votar por la otra candidata? ¿Sólo porque es negra?'".

Preguntas semejantes llevaron a muchos brasileños a comparar la candidatura de Silva con la histórica campaña de Obama.

En el 2008, Obama ganó un 95 por ciento del voto afroamericano. Esa ventaja, además del respaldo de dos tercios de los votantes hispanos, le ayudó a superar un déficit de 12 puntos porcentuales entre los blancos. Los márgenes fueron bastante similares cuando fue reelegido en 2012.

Si bien Obama no hizo de la raza un tema preponderante en sus campañas, lo abordó en momentos claves, como en un famoso discurso en marzo del 2008 en el que se refirió al enfado que sentían muchos en la comunidad negra y lo que significaba ser el hijo de una madre blanca de Kansas y un padre negro de Kenia.

Silva también tiene orígenes mixtos, al igual que muchos, o la mayoría, de los brasileños.

Desde que los portugueses comenzaran a traer esclavos africanos al país sudamericano en el Siglo XVI para trabajar en los cultivos de caña de azúcar, las razas se han mezclado mucho más de lo que sucedió en Estados Unidos, lo que significa que la línea entre blancos y negros es con frecuencia difusa y, en la mente de algunos brasileños, inexistente.

De hecho, varios votantes dijeron que los orígenes de Silva le dificultarían hacer énfasis sobre su identidad negra en la campaña. Señalaron su sangre indígena y su nacimiento en la Amazonia, lejos del centro afrobrasileño en el noreste.

"La veo más como india que negra", dijo Lisa Moraes, una maestra de escuela de 43 años de raza negra en Brasilia.

Las amigas que la acompañaban coincidieron. "Su experiencia no es igual que la mía", dijo Francesca, hermana de Moraes.

La canción de la campaña de Silva, lanzado el mes pasado por Gilberto Gil -probablemente el músico negro más famoso en la actualidad- elogia su "piel morena y apoyo popular".

Algunos dicen que Silva debería ser más explícita sobre los temas raciales.

"A nadie le gusta decirlo, pero hay un racismo enorme en Brasil", dijo Williams Reis, de 29 años, miembro de AfroReggae, un destacado grupo sin fines de lucro en Río de Janeiro que promueve la cultura negra en las favelas de la ciudad.

"Los jóvenes quieren que nuestros políticos hablen de eso. Es una realidad. ¿Por qué no debatirlo?", agregó.

¿UNA DEMOCRACIA RACIAL?

Un estimado de cinco millones de africanos llegaron a Brasil entre 1525 y 1866, comparado con los aproximadamente 450.000 que fueron llevados a Estados Unidos, según la base de datos Trans-Atlantic Slave Trade recopilada por académicos.

La segregación nunca se aplicó en Brasil como en Estados Unidos o Sudáfrica. Cuando América del Sur estaba agitada por movimientos en pro de los derechos civiles en la década de 1960, los líderes brasileños proclamaron con orgullo que su país era una "democracia racial".

Pero ahora muchos creen que esa retórica sólo quería encubrir las muy reales divisiones raciales en la sociedad brasileña.

En las favelas del país, o barrios pobres, los residentes normalmente tienen la piel más oscura que el resto de la sociedad. Los historiadores dicen que eso es un legado de la esclavitud ya que los descendientes de los esclavos no tuvieron un acceso igualitario a escuelas o empleos.

Incluso en la actualidad, en las fiestas de cumpleaños infantiles en barrios opulentos de Sao Paulo o Río de Janeiro, los únicos negros presentes a menudo son las mujeres que trabajan como niñeras o mucamas, enfundadas en uniformes blancos.

Negros y mulatos representan cerca de una quinta parte de los estudiantes universitarios. Ese porcentaje es cinco veces más que en 1997, gracias en parte a las nuevas cuotas raciales impuestas por el Gobierno del PT, pero es un número aún bajo dentro de la población de todo el país.

Barbosa, que se convirtió en el primer juez negro en la Suprema Corte de Justicia de Brasil en 2003 y que se retiró este año, se refería con frecuencia al "racismo latente, velado" del país. Y señalaba lo que calificaba de una abrumadora falta de negros en el Gobierno brasileño.

Aunque es un tema tabú en algunas áreas, la raza es tratada en otros lugares con una apertura que a menudo choca a los extranjeros.

Por ejemplo, en los kioscos en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, se divide el peligro de los rayos ultravioletas para los bañistas en cuatro categorías: "blancos y rubios", "morenos claros", "morenos oscuros" y "mulatos y negros".

Los temas raciales también han entrado en la política.

En junio, cuando Rousseff fue abucheada por una multitud en el partido inaugural del Mundial de fútbol, en Sao Paulo, culpó por la hostilidad en la ciudad a la "elite blanca".

Otros funcionarios dijeron que quienes podían pagar los altos precios de las entradas también eran los principales opositores a los programas sociales del Gobierno.

CAMBIO DE TÁCTICAS

La campaña de Rousseff ha buscado diplomáticamente señalar sus antecedentes en temas raciales. Un asesor se refirió a un reciente anuncio de televisión que muestra a un estudiante negro en una clase universitaria. El narrador dice que personas semejantes solían ser "invisibles".

Dicho eso, el crecimiento económico que permitió esos logros sociales se ha frenado bajo el Gobierno de Rousseff.

Muchos economistas creen que las propuestas de Silva, incluidas una simplificación del código impositivo y un impulso al comercio, alimentarán el crecimiento necesario para asegurar un continuo progreso para los negros y el de los pobres en general.

Algunos observadores esperan que, una vez que llegue a la segunda vuelta, Silva adopte nuevas tácticas. Por ejemplo, que aclare cómo los brasileños negros en particular se beneficiarán de sus políticas o que hable más sobre sus orígenes.

Sin embargo, sus opositores, incluyendo la ministra para la Promoción de la Igualdad Racial, Luiza Bairros, dijo que no será fácil para Silva rediseñar su mensaje.

Al ser consultada sobre por qué Silva no ha ganado más apoyo entre los negros, Bairros sonrió, miró por sobre sus anteojos y dijo: "¿Realmente piensa que Obama habría ganado el 95 por ciento (de los votos del electorado afrodescendiente) si hubiera sido republicano?".

"Lo que cualquier persona negra sabe en Brasil, o en cualquier parte del mundo, es que su situación no mejorará a menos que hayan políticas que lleven al cambio", afirmó.

"La parte simbólica es importante", dijo la ministra. "Pero no es todo", añadió.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky