Cultura

El pueblo burgalés Castrillo Matajudíos votará si cambia de nombre

Por Sarah Morris

MADRID (Reuters) - El pueblo Castrillo Matajudíos en el norte de España votará el domingo si cambia el nombre que ha tenido durante 400 años y acaba con los restos de la persecución religiosa llevada a cabo por la Inquisición.

El alcalde el pueblo, Lorenzo Rodríguez, ha liderado el movimiento para renombrarlo como Castrillo Mota Judíos.

"Nos han tildado de que en este pueblo se mata judíos, que somos antisemitas, cosa que es la contraria porque este pueblo desciende de una comunidad judía", dijo Rodríguez.

El pueblo de antiguas casas de piedra rodeado de praderas cerca de Burgos capital tiene una población de 56 habitantes, la mayoría ancianos. Votarán el mismo día en el que se celebran las elecciones europeas.

La campaña de Rodríguez se produce cuando el Gobierno español está tratando de reparar los daños de la persecución religiosa que se produjo durante la Inquisición, al proponer una ley que concede la nacionalidad a los descendientes de los judíos sefardíes expulsados de España.

El nombre del pueblo data del periodo posterior a que los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, ordenaran la expulsión de los judíos en 1492.

En la Edad Media, judíos, musulmanes y cristianos coexistieron en lo que ahora es España, con diversos grados de tolerancia y tensión. Esto acabó con la expulsión y conversión forzada de judíos y musulmanes en el siglo XV.

El mes pasado, el arqueólogo Ángel Palomino ofreció una charla a los habitantes sobre la posible historia del nombre. Unos documentos muestran que se llamaba Mota Judíos en 1035, pero en 1623 aparecía en otros documentos como Matajudíos. Sus habitantes judíos o se convirtieron o se marcharon y se cambió el nombre para parecer leales a los Católicos.

El ayuntamiento tomará la decisión final después de evaluar la votación junto con más de 300 cartas y comentarios escritos sobre la propuesta, muchos de gente con conexiones familiares con el pueblo.

Fernando Vara de Rey, director de Relaciones Institucionales de la Casa Sefarad con sede en Madrid, se alegró por el posible cambio.

"Lo cierto es que es un nombre poco agraciado que a nadie complace", dijo.

Pero dijo que los vestigios de la histórica intolerancia de España hacia los judíos permanecen en lugares como en León, donde se utiliza el antiguo dicho "matajudíos" para referirse a beber vino con limón durante la Semana Santa.

"Ojalá que ese rumbo acabe por liquidar tan infaustas expresiones", dijo.

La comunidades judías de todo el mundo están esperando detalles sobre los documentos que tendrán que presentar para probar su ascendencia sefardí si el Congreso aprueba la propuesta de ley del Gobierno que les permite obtener la ciudadanía española.

Las señales de la persecución histórica a las comunidades musulmanas también siguen presentes en España. El Partido Socialista propuso en febrero en las Cortes de Aragón modificar el escudo regional para eliminar la imagen de cuatro cabezas de moros cortadas, los gobernantes musulmanes de parte de España en la Edad Media.

En el sureste del país hay un pueblo de 400 habitantes llamado Valle de Matamoros.

Riay Tatary Bakry, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de España, dijo que creía que con el tiempo más gente sería consciente de la existencia de nombres y símbolos ofensivos.

"Prefiero que cualquier nombre que puede asentar un racismo o xenofobia se evite", dijo. "Hay que ir llamando la atención (hacia esto), es una cuestión de pedagogía".

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