BERNA (Reuters) - Una galería de arte suiza descubrió el miércoles que había sido nombrada como única heredera de Cornelius Gurlitt, el anciano alemán dueño de una gran cantidad de obras de arte descubiertas accidentalmente después de una investigación fiscal, que murió esta semana a la edad de 81 años.
El Museo de Arte de Berna dijo que la noticia "vino de la nada" ya que no tenía ninguna conexión con Gurlitt. La colección -recopilada por su padre Hildebrand, un distribuidor del llamado arte "degenerado" por Adolf Hitler- tiene un valor estimado de 1.000 millones de euros.
El director del Museo de Arte de Berna, Mathias Frehner, dijo en un comunicado que el abogado de Gurlitt le había dicho que el museo había sido nombrado su "ilimitado y sin restricciones único heredero".
La respuesta del museo fue templada por precaución, puesto que un número aún sin determinar de obras, que incluyen las de artistas como Chagall y Picasso, fueron saqueadas por los nazis a sus dueños judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
"La Junta de Administradores y Directores del Museo de Arte de Berna está sorprendida y encantada, pero al mismo tiempo no desea disimular el hecho de que esta magnífica herencia trae consigo una considerable carga de responsabilidad y un puñado de cuestiones del tipo más difícil y sensible, y preguntas en particular sobre su naturaleza legal y ética", dijo Frehner.
Gurlitt, que murió tras una complicación de una operación de corazón, había almacenado en secreto las obras en su apartamento de Múnich y en una casa cerca de Salzburgo, en Austria, vendiendo ocasionalmente alguna pieza para financiar su tranquilo estilo de vida y su atención sanitaria.
Su familia fingió que la colección había sido destruida en un bombardeo en su casa de Dresde durante la Segunda Guerra Mundial.
Fue un secreto familiar hasta 2012, cuando unos inspectores fiscales tropezaron con la colección durante una investigación no relacionada. Algunos de los reclamantes están enfadados con las autoridades bávaras y alemanas por mantener el secreto durante unos dos años hasta que una revista publicó la noticia, forzándoles a admitirlo públicamente.
Algunos reclamantes esperan que, con la muerte de Gurlitt, la investigación sobre el origen de los cuadros vaya deprisa, y ya no se complique por la investigación fiscal sobre Gurlitt y por sus propias afirmaciones de que él era el legítimo dueño.
La fascinación de los medios con la historia parece probable que continúe, después de que el diario alemán líder en ventas Bild informara el miércoles de que los fiscales habían pedido una autopsia, aunque el abogado de Gurlitt dijo que había muerto en su casa bajo supervisión médica.