BERLÍN (Reuters) - La promesa de un recluso alemán de devolver obras de arte saqueadas por los nazis valoradas en 1.000 millones de dólares a sus dueños legítimos fue bien acogida pero también recibida con escepticismo, con dudas sobre si se pondría en práctica y sobre si de verdad se entregaría todo.
El representante legal de Cornelius Gurlitt, que heredó las pinturas y esculturas de su padre, dijo que su cliente devolvería todas las obras saqueadas por los nazis a sus propietarios o a los descendientes de sus propietarios.
Pero el abogado que representa a los herederos de Alfred Flechtheim, un mecenas y coleccionista judío que perdió todo a manos de lo nazis, cuestionó si Gurlitt estaba en posición de hacer esa promesa dado que las obras habían sido confiscadas por las autoridades.
"Falta por ver (...) en qué casos este anuncio lleva realmente a devoluciones", dijo Markus Stoetzel a Reuters el jueves. "Gurlitt puede hacer el anuncio de que quiere devolver las otras de arte pero el fiscal tiene que estar de acuerdo".
El tesoro de Gurlitt, que incluye obras maestras modernistas y renacentistas valoradas en unos 1.000 millones de euros, según informaciones de medios, se descubrió cuando las autoridades hicieron una redada en su apartamento de Múnich en febrero de 2012, investigando una posible evasión fiscal.
Heredó la colección de su padre, que cumplió órdenes de Hitler para comprar y vender el denominado "arte degenerado" para financiar actividades nazis durante la II Guerra Mundial. El hijo suscitó sospechas en 2010, cuando agentes de aduanas alemanes lo detuvieron en un tren procedente de Suiza con una gran suma de dinero en efectivo.
La primera pieza que será devuelta sería un retrato titulado "Mujer sentada" de Henri Matisse, según el abogado de Gurlitt. La pintura pertenecía al coleccionista de arte judío basado en París Paul Rosenberg, y en algún momento fue parte de la colección de Herman Goering, jefe de la fuerza aérea de Adolf Hitler, antes de llegar a manos de Gurlitt.
El Gobierno alemán ha sido muy criticado por guardar silencio durante casi dos años sobre el tesoro hasta que una revista publicó la noticia, por no proporcionar una lista de todas las piezas y por posiblemente no tener derecho legal para guardar las obras.
/Por Sarah Marsh/
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