HANOVER, Alemania (Reuters) - Un tribunal alemán absolvió el jueves a Christian Wulff de cargos de corrupción por aceptar unos 700 euros en gastos en un festival de la cerveza cuando era primer ministro de un estado alemán, poniendo fin al primer juicio contra un expresidente desde la posguerra.
Wulff, de 54 años, que una vez fue considerado el futuro canciller, sólo ejerció 20 meses como presidente alemán antes de dimitir tras caer en desgracia en 2012 por los favores que aceptó dos años antes de que su aliada conservadora Angela Merkel le aupara a un cargo principalmente testimonial.
Su dramática caída en desgracia, seguida por la separación de su glamurosa esposa Bettina, ha sacudido al país. Los presidentes alemanes tienen un poder limitado pero ejercen como brújula moral y deben cumplir con una conducta ejemplar.
"El acusado Wulff queda absuelto", dijo el juez Frank Rosenow al tribunal, agregando que no había pruebas suficientes para demostrar que Wulff hubiera aceptado pagos ilegales.
Los cargos se originan en una visita al Oktoberfest de Múnich cuando Wulff era primer ministro del estado de Baja Sajonia y una estrella ascendente en el partido de Merkel, los democristianos(CDU).
Los fiscales argumentaron que Wulff había permitido al productor cinematográfico David Groenewold cubrir parte de los costes de su estancia en un hotel y dietas, por valor de 719 euros. A cambio, dijeron, Wulff presionó al conglomerado alemán Siemens para que diera apoyo financiero a una película de Groenewold.
"Por supuesto estoy aliviado de que se haya impuesto la justicia", dijo un Wulff sonriente a periodistas a las afueras de un tribunal en la ciudad de Hanover, agregando que quería mirar al futuro tras dos años muy difíciles. Se marchó rápidamente, diciendo que tenía que recoger a su hijo pequeño de la guardería.
La credibilidad de Wulff como presidente se erosionó cuando los medios le acusaron de engañar al parlamento de Baja Sajonia por una hipoteca a tipos bajos que le concedió un amigo empresario. A continuación se produjeron una serie de acusaciones como cambios a clase preferente en vuelos o regalos.
Wulff se complicó aún más la vida cuando dejó un mensaje encolerizado al director del diario alemán Bild, amenazándole con la "guerra" si publicaba una historia sobre su hipoteca. Tras semanas de titulares dañinos, los fiscales pidieron al Parlamento que le levantaran la inmunidad y Wulff dimitió.