LONDRES (Reuters) - Los gobiernos podrían frenar o incluso acabar con la creciente epidemia de obesidad si introdujeran más regulación en el mercado de productos de comida rápida como hamburguesas, patatas fritas y refrescos, dijeron el lunes un grupo de investigadores.
El estudio publicado en el boletín de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugirió que si los gobiernos realizaran acciones más firmes, podrían empezar a impedir que la población tenga sobrepeso y sea obesa, evitar dolencias con graves consecuencias a largo plazo como diabetes, enfermedades cardiacas y cáncer.
"A menos que los gobiernos den pasos para regular sus economías, la mano invisible del mercado continuará promoviendo la obesidad en todo el mundo, con consecuencias desastrosas para la salud pública y la productividad económica en el futuro", dijo Roberto De Vogli, de la Universidad de California, que dirigió el trabajo.
La OMS está instando a los gobiernos a que hagan más para luchar contra la obesidad a partir de ahora, en lugar de arriesgarse a sufrir los elevados costes humanos y económicos en el futuro.
Entre las políticas que se sugieren figuran incentivos económicos para vender productos frescos y sanos, así como desincentivar a las industrias que venden comida ultraprocesada y refrescos, recortar los subsidios a los productores y a las firmas que usan gran cantidad de fertilizantes, pesticidas, químicos y antibióticos, y una mayor regulación de la publicidad de comida rápida, especialmente la destinada a los niños.
La investigación analizó los efectos sobre la obesidad de la desregulación en la economía a lo largo del tiempo, incluyendo el sector agrícola y alimentario, y el incremento resultante de las llamadas "transacciones de comida rápida", en otras palabras, el número de veces que la gente compra este tipo de alimentos.
Los investigadores compararon el número de transacciones de comida rápida con el índice de masa corporal (IMC) en los 25 países con más ingresos entre 1999 y 2008.
Hallaron que, a medida que el número medio de transacciones de este tipo se incrementó de 26,61 a 32,76 por persona, el IBM medio aumentó de 25,8 a 26,4.
Alguien con un IMC de 25 o más tiene sobrepeso, mientras que un IMC de 30 o más es considerado de una persona obesa.
Vogli dijo que, aunque la investigación se centró en países ricos, sus hallazgos fueron también relevantes para los países en vías de desarrollo.
"Virtualmente, todos los países se han sometido a un proceso de desreglamentación del mercado y globalización, especialmente en las últimas tres décadas", dijo.
El número medio de transacciones de comida rápida por persona aumentó en los 25 países. Las ganancias más significativas se dieron en Canadá, Australia, Irlanda y Nueva Zelanda, mientras que los más bajos se dieron en países con una regulación de mercado más estricta, como Italia, Holanda, Grecia y Bélgica.
Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición para Salud y Desarrollo de la OMC, dijo que los hallazgos mostraban la importancia de las políticas públicas para abordar la obesidad.
"Las políticas sobre alimentación y nutrición son necesarias en varios sectores como agricultura, industria, salud, servicios sociales y educación", dijo.
"Los países donde la dieta está sufriendo una transición de una rica en cereales a una rica en grasa, azúcar y alimentos procesados han de tomar acciones para alinear el suministro alimentario con las necesidades de salud de la población", añadió.