Cultura

Los islamistas dejan un legado de destrucción en Tombuctú

(Reuters) - La quema de una biblioteca que albergaba miles de manuscritos antiguos en la ciudad de Tombuctú, en el desierto de Mali, es el último acto de destrucción por parte de los insurgentes islamistas que han pasado meses destrozando tumbas y santuarios en este lugar patrimonio de la humanidad.

El organismo cultural de las Naciones Unidas, la UNESCO, dijo que estaba intentado averiguar cuáles eran los daños precisos en el Instituto Ahmed Baba, un edificio moderno que contiene valiosos documentos que se remontan al siglo XIII.

Los manuscritos son "de un valor excepcional y testimonio de una larga tradición de aprendizaje e intercambio cultural", dijo el portavoz de la UNESCO Roni Amelan. "Así que estamos horrorizados".

Pero si ellos están horrorizados, los historiadores y expertos en religión probablemente no se muestren sorprendidos por este gesto desafiante de los rebeldes islamistas que huyen de este antiguo enclave comercial ante la llegada de las tropas francesas y malienses.

"Era una de las bibliotecas más grandes de manuscritos islámicos del mundo", dijo Marie Rodet, profesora de historia africana en la London's School of Oriental and African Studies.

"Es pura venganza. Sabían que estaban perdiendo la batalla y golpearon donde realmente duele", dijo a Reuters.

Los rebeldes tuaregs asolaron en primer lugar Tombuctú en abril de 2012, para colocar la bandera del que declararon era su territorio en el norte de Mali.

Antes de la ocupación, Tombuctú y sus antiguas mezquitas y enterramientos eran parada obligatoria para los viajeros que buscaban una experiencia en el desierto y para los profesores que querían adentrarse en la sabiduría histórica a partir de textos islámicos poco habituales.

Escritos con una caligrafía ornamentada, estos manuscritos forman un compendio de sabiduría, desde derecho, a ciencia, astronomía, medicina, historia y política, que los académicos aseguran que demuestran que África tuvo una historia escrita al menos tan antigua como la del Renacimiento europeo.

Durante años, las personas acudían a experimentar lo que los locales calificaban del "misterio de Tombuctú". También llegaban para excursiones en camello a las puertas del desierto, para trayectos en barco por el Níger para ver hipopótamos, y para visitar las famosas mezquitas de barro de la ciudad, con sus distintivas torres y sus vigas de madera.

Pero poco después de la invasión tuareg, la ciudad de los 333 santos cayó bajo el influjo de los islamistas. Bares y hoteles cerraron y los turistas, cuyo número ya había ido cayendo ante incidentes anteriores de secuestro y asesinato por parte de integristas de Al Qaeda, se fueron.

CAMPAÑA DE DESTRUCCIÓN

No mucho antes de que los islamistas impusieran la ley islámica y lanzaran una campaña de destrucción de los lugares sufíes de siglos de antigüedad se desató la irritación internacional.

Santuarios, tumbas y mausoleos fueron atacados con hachas, palas e incluso con excavadoras. Los restos de los santos sufíes fueron desenterrados, y los más extremistas derribaron una puerta de una mezquita que, según la creencia local, tenía que permanecer cerrada hasta el fin del mundo.

Los extremistas del grupo integrista Ansar Dine que ocupó Tombuctú (el nombre significa Defensores de la Fe en árabe) adoptan una versión del Islam que rechaza lo que consideran idolatría y pretenden destruir cualquier rastro de ella.

En Tombuctú, sus objetivos han sido lugares venerados por los sufíes, que honran a sus santos con santuarios ornamentados. Al menos la mitad de los 16 mausoleos documentados en la ciudad han sido destruidos, junto con una parte importante de la historia del Islam en África.

Un portavoz de Ansar Dine, preguntado el año pasado por la destrucción de mausoleos sufíes en Tombuctú, dijo que su acción estaba ordenada por la fe. "Estamos sujetos a la religión y no a la opinión internacional", dijo el portavoz.

La directora general de la UNESCO, Irina Bokova, ha pedido que las partes en conflicto respeten "las extraordinarias maravillosas arquitectónicas de Tombuctú", entre las que se encuentran las mezquitas de Sankore, Sidi Yahia y Djingarei-ber, la más vieja de Tombuctú, construida con ladrillos de adobe y madera en 1325.

El origen de Tombuctú se remonta al siglo V como antiguo enclave comercial donde se intercambiaba sal del norte por oro y esclavos del África negra, y floreció en el siglo XVI cuando se convirtió en un lugar de aprendizaje del Islam, cuna de sacerdotes, escribas y juristas.

Un proverbio maliense del siglo XV proclama: "La sal viene del norte, el oro del sur, pero la palabra de Dios y los tesoros de la sabiduría sólo pueden encontrarse en Tombuctú".

RUMORES DE ORO

Fueron los rumores de la existencia de oro los que llevaron a los exploradores europeos a cruzar las tierras sin caminos del Sáhara para buscar la legendaria ciudad, ya conocida durante siglos por quienes atravesaron desiertos en camello y navegaron las aguas enfangadas del río Níger en canoa.

Algunos de esos extranjeros murieron de sed en el desierto y fueron despojados de sus pertenencias y asesinados por los guerreros tuaregs, mientras que la fama tipo espejismo de Tombuctú - sin duda alimentada por las imaginaciones febriles y sedientas de los exploradores - alcanzó proporciones épicas en el siglo XIX europeo.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky