Cultura

ANÁLISIS- La austeridad marchita el árbol de la ciencia española

MADRID (Reuters) - Cuando en 1885 el científico español Isaac Peral inventó el primer submarino eléctrico con capacidad para lanzar torpedos, las autoridades se entusiasmaron y financiaron el desarrollo de un arma con una clara ventaja militar, pero el prototipo terminó abandonado por la retirada del apoyo público tras cinco años.

Casi siglo y medio después, la falta de financiación pública deja una sensación similar de abandono en un sector de investigación y desarrollo (I+D) que gasta 14.588 millones de euros al año, según los últimos datos disponibles de 2010.

El marchamo de austeridad del Gobierno en sus Presupuestos Generales del Estado (PGE) para tratar de cumplir con el déficit pactado con Bruselas ha llevado este año a recortar un 25 por ciento -o unos 2.200 millones de euros- el gasto público de I+D hasta 6.387 millones, una actuación duramente criticada por haber afectado negativamente a todos y cada uno de los programas que componen el gasto público en I+D.

"Se veía venir. Ha sido una reducción tremenda de dinero público y estamos sufriendo las consecuencias. La reducción se ha hecho sin tener en cuenta las partidas (...) Es más grave esa forma de reducir que la reducción propiamente dicha", dijo Juan Mulet, director general de la Fundación Cotec, un 'think tank' creado por empresas que hacen actividades de I+D.

Los recortes se han cobrado como víctimas varios proyectos de investigación científica que dependían del Erario, dejando a otros con retrasos de más de medio año en sus convocatorias.

"(El recorte) supone que hay muchos proyectos solicitados que no están obteniendo financiación y los que la están obteniendo, tienen en torno al 50 por ciento de subvención", dijo Carlos Andradas, presidente de la confederación de sociedades científicas COSCE.

Pero la austeridad en la ciencia no terminará este año. En una nueva vuelta de tuerca, el Gobierno presentó unos PGE para 2013 con una caída adicional del 7 por ciento en el gasto público en I+D hasta 5.926 millones de euros.

EL TALENTO SALE...

Muchos jóvenes investigadores de lo que algunos consideran la generación mejor formada de España están acelerando al mismo ritmo que los recortes su huida al extranjero en busca de ofertas más atractivas y ante un paro juvenil del entorno del 50 por ciento.

Ester Artells, bióloga de 36 años, trabaja desde hace un año en Francia investigando el impacto medioambiental de las nanopartículas y no tiene planes de volver a España.

"Hace 11 años la idea era irse, mejorar tu currículum y volver. Definitivamente desde que empecé en este trabajo (...) volver lo veía cada vez menos probable y ahora es que ni siquiera busco (en España) porque sé que no hay nada", dijo.

Ester, que también es portavoz de la Federación de Jóvenes Investigadores, considera su caso el ejemplo clásico de cualquier investigador español.

"El presidente de la Federación de Jóvenes Investigadores está en Portugal", añadió Artells para ilustrar hasta qué punto llega el éxodo científico juvenil.

Pero los más mayores también comienzan a emigrar o retrasan su retorno, preocupados por sus carreras y con la mirada puesta en Estados Unidos, Alemania y, cada vez más, China.

"Está habiendo un éxodo de investigadores entre los 30 y los cuarenta y pocos. Otros no vuelven por la incertidumbre de si van a poder montar equipos de investigación en condiciones o tener una posición más o menos estable", dijo el presidente de COSCE.

PERO EL LADRILLO NO ENTRA EN LA PROBETA...

España acumula décadas de retraso respecto a su entorno en el gasto total (público y privado) en I+D. En 2010 gastaba un 1,39 por ciento del PIB, frente al 2 por ciento de media en Europa, y los expertos consideran inalcanzable el ambicioso objetivo europeo del 3 por ciento para 2020.

Pese a que el boom inmobiliario alimentó un crecimiento del PIB durante 14 años hasta 2008, sólo supuso una mayor inversión pública en I+D entre 2004 y 2009 que en ningún caso redujo la amplia ventaja que todavía tienen Francia o Alemania.

Esta insuficiente inversión en I+D en los tiempos de bonanza económica hace ahora imposible que el sector pueda tirar de una economía exhausta por el agotamiento del modelo del ladrillo.

"¿Por qué ha salido tan mal hasta ahora? Porque para qué complicarse la vida cuando se podían hacer casas y venderlas... Dicho finamente, nuestro tejido productivo no ha necesitado de innovación porque hacía dinero de mala manera sin ningún problema", dijo el director general de Fundación Cotec.

Y EL SECTOR PRIVADO NO DA LA TALLA

La actividad privada de I+D en España, que en gran parte se realiza en el seno de las empresas, tampoco puede absorber la falta de financiación pública porque muchas compañías se han visto obligadas a recortar gastos para sobrevivir a la crisis.

El gasto de las empresas en I+D bajó un 5,4 por ciento en 2011, siguiendo una tendencia ya iniciada en 2008 que se aleja de unos objetivos a largo plazo en los que el sector privado debería alcanzar dos tercios del gasto total de I+D.

La estructura empresarial española tampoco favorece la I+D, con un reducido número de grandes empresas que realizan esta actividad y un exceso de pequeñas empresas que tienen más dificultades para hacerlo.

"Lo que tenemos son muy pocas empresas grandes. Hay algo más de mil empresas de más de 250 empleados y la mayoría de estas empresas no están en sectores exigentes en tecnología. Hablamos de eléctricas, bancos, no son 'nokias", dijo el director general de Cotec.

Las empresas españolas de I+D, muchas de ellas a veces sólo proyectos científicos exitosos o ideas por desarrollar, carecen de gerentes que conozcan y tengan experiencia en empresas de I+D para que se puedan desarrollar nuevos productos en campos tan diversos y complejos como la biotecnología, la nanotecnología, las aplicaciones para móviles o la telemedicina.

Pese a la alta calidad que los expertos reconocen a la investigación española, el tipo de investigación que se realiza en España está poco enfocado a la aplicación técnica y los investigadores carecen de visión empresarial, lo que también dificulta que un proyecto acabe siendo rentable y por lo tanto atractivo para el capital privado.

Desde el punto de vista de la financiación privada de estos proyectos, que trata de unir el eslabón perdido entre el mundo de la investigación y el desarrollo comercial del producto a través de inversiones tales como el capital riesgo, también acusan la histórica falta de inversión en I+D.

"Hay poca financiación privada en I+D en España porque no hay tradición de invertir en empresas de base tecnológica y tampoco hay casos de éxito suficientes que animen a los inversores", dijo Martín Rivas, director de operaciones de Uninvest-Unirisco, firma de capital riesgo con un fondo de I+D que ha invertido 18 millones de euros desde 2006.

Pese a reconocer que existen oportunidades en este mercado, Rivas reconoció que actualmente existen no más de seis fondos activos y que el riesgo país es un gran freno para los inversores extranjeros.

El mercado de capital semilla -especializado en invertir en empresas en fase muy inicial - supuso 220 millones de euros en 2011 y en el primer semestre de este año cayó un 24 por ciento respecto al primer semestre de 2011, pese a lo cual sigue habiendo algunos proyectos en lo que algunos creen que es el futuro de la I+D en España.

"El empleo y la riqueza están en base a la creación de empresas nuevas, las empresas consolidadas no crean empleo, lo mantienen a lo sumo", dijo Francisco Marín, del fondo de capital semilla Ambar, que realiza inversiones entre 200.000 y dos millones de euros en el sector tecnológico desde 2011.

/Por Rodrigo De Miguel/

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